Solemos malinterpretar la libertad como la capacidad de hacer cualquier cosa que queramos. En términos espirituales, la libertad es la fortaleza para abstenernos de hacer lo que no queremos. Podemos elegir apartarnos de los comportamientos que no ayudan a nuestra alma y adentrarnos en una nueva forma de ser. Busca las oportunidades para crear patrones nuevos y positivos, que intercambien los placeres inmediatos originados en el ego por la plenitud a largo plazo que solo se puede generar al convertirnos en una fuerza creadora.
Es muy importante que en nuestra vida contemos con personas en las que confiemos lo suficiente como para que nos ayuden en nuestro camino espiritual. Ellas nos muestran las áreas en las que necesitamos trabajar y nos ofrecen su apoyo en el proceso. Sin embargo, es fácil volverse adicto a su aprobación.
"La única aprobación que verdaderamente necesitamos es la del Creador."
La Kabbalah nos enseña que el propósito de nuestro trabajo espiritual es acercarnos al Creador, no buscar la aprobación de otros. Cuando hacemos las cosas por la aprobación de los demás, no estamos pensando en lo que el Creador desea. Buscamos la sensación agradable que la aprobación nos da. En otras palabras, estamos pensando en nosotros, no en el Creador. Al mismo tiempo, cuando recibimos aprobación, no nos permite ver el trabajo que todavía tenemos que hacer y debilita nuestro deseo de cambio.
Aquí presentamos algunos métodos para dejar de enfocarnos en la aprobación de los demás y empezar a concentrarnos en el Creador:
1. Pregúntate: “¿A qué le tengo miedo?”
Con mucha frecuencia, buscamos aprobación porque tenemos miedo. Nos preocupa no agradarle a la gente o no ser suficientemente buenos. Tenemos miedo a nunca encontrar el amor o la idea de estar solos para siempre. Quizá incluso enfrentemos inseguridades cotidianas y tengamos la falsa creencia de que no tenemos talento, no somos atractivos o somos incapaces. Para poder remediar esto, buscamos la solución rápida; que generalmente es buscar que los demás nos aprueben, ya sea a través de un halago o un “me gusta” en redes sociales. Buscamos la validación externa para demostrarle a la voz negativa en nuestra cabeza que está equivocada. El problema con eso es que nunca será suficiente para nosotros.
Estaremos necesitando permanentemente cada vez más aprobación de los demás.
Aunque no siempre podemos controlar nuestros temores o pensamientos negativos, podemos reconocerlos y hacer esfuerzos para combatirlos. Todos los miedos provienen de una falta de certeza en el Creador. Si tuviéramos una certeza total e incondicional de que el Creador quiere lo mejor para nosotros y nos dará exactamente lo que necesitemos cuando lo necesitemos, ¡no habría nada que temer! A través de nuestro trabajo espiritual, podemos despertar cada vez más certeza en el Creador. Cuando nos enfocamos en esto, el miedo desaparece y con él la necesidad de aprobación.
2. Abstente de compararte con los demás
Nuestro ego es una moneda de dos caras: por un lado, nos hace creer que somos mejor que los demás, por el otro, ¡nos dice que somos mucho peor! Nuestro ego nos mantiene constantemente comparándonos con los demás, solo para ver si estamos a la altura. Nuestro ego también quiere que la gente nos vea de cierta manera: graciosos, exitosos, talentosos. Cuando no nos sentimos de esa manera, buscamos la aprobación de los demás.
"Cada persona está en un viaje espiritual único."
La verdad es que cada persona está en un viaje espiritual único. Las cosas que son difíciles para algunos son muy fáciles para otros. Eso no se debe a que una persona sea “mejor” que otra, sino a que su alma necesita enfocarse en otras áreas a fin de crecer.
Cuando sientas que estás comparándote con alguien más, recuerda que las dificultades y los desafíos que enfrentas están diseñados por el Creador especialmente para ti.
3. Entiende que la aprobación de los demás podría traerte placer a corto plazo, pero aprender a amarte a ti mismo creará plenitud a largo plazo.
¡Se siente bien cuando recibimos aprobación externa! Por eso es que es tan fácil volverse adicto a ella. Sin embargo, a la larga, genera una carencia más grande en nosotros.
Perdemos la capacidad de sentirnos bien con nosotros mismos si no tenemos la aprobación de otros. Se hace cada vez más difícil evaluar nuestro crecimiento personal cuando no nos dicen que estamos haciendo un buen trabajo. Y esto desvía nuestra atención de las cosas en las que verdaderamente tenemos que trabajar para encontrar la plenitud duradera.
Aprender a amarnos a nosotros mismos no es fácil. De hecho, ¡es el trabajo de toda una vida! Pero amarse a sí mismo, en el sentido más profundo, es amar al Creador; ya que todos somos creaciones de Dios. La plenitud verdadera y duradera proviene de acercarnos al Creador, y la única manera de lograrlo es aprender a amarnos a nosotros y a los demás incondicionalmente. Eso es lo que revela Luz en nuestra vida y el mundo.
Hay un área difícil de transitar entre querer mejorar y querer la aprobación de los demás.
Después de todo, los maestros y los amigos nos orientan y nos apoyan. Necesitamos a otras personas que nos ayuden en nuestro camino espiritual, pero, finalmente, depende de nosotros profundizar nuestro entendimiento de la sabiduría, transformarnos en seres más altruistas y desarrollar nuestra relación con el Creador. La única aprobación que verdaderamente necesitamos es la del Creador.
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