miércoles, 1 de abril de 2020

El verdadero virus es la ignorancia


“En una época de engaño universal, decir la verdad constituye un acto revolucionario.” George Orwell

…hay demasiado ruido alimentado por los medios de desinformación masiva, incluso si entras en las redes verás a todo el mundo opinando, juzgando, compartiendo memes y sumándose a una batería de planes digitales para “matar el tiempo” (en lugar de aprovecharlo como un espacio para mirar hacia adentro, como una oportunidad de reflexión y crecimiento).

Escucho a personas decir “echo de menos ser libre”, como si alguna vez lo hubiéramos sido. Nunca hemos sido libres, vivimos en una falsa ilusión de libertad pero gracias a todo esto acabaremos agradeciendo la imposición de un sistema moderno (neofeudal) de esclavitud.

Es como si estuviéramos esperando a que todo esto pasara… como si fueran unas “vacaciones amargas”, lo cierto es que ya nada volverá a ser como antes. Y eso no tiene por qué ser algo malo, pero depende de nosotros cómo acabe esta historia. 

Tal y como dijo Edmund Burke: “El mal solo puede prosperar si las personas buenas no hacemos nada.” 

Es hora de despertar. Todo esto es una gran farsa.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO Y PARA QUÉ?

“No quiero una nación de personas inteligentes, quiero una nación de trabajadores.” John D. Rockefeller (1903, Director de la Junta General de Educación)

Este mismo señor también nos dejó otras frases como “El que trabaja todo el día, no tiene tiempo para ganar dinero.”

No nos educan para ser más inteligentes, nos adoctrinan para convertirnos en las piezas que el sistema necesita para seguir funcionando. Así funciona este sistema corrupto, gracias a nuestra ignorancia (que ellos mismos generan), gracias a la deuda (que ellos mismos impulsan), gracias al consumismo (que ellos mismos promueven) y gracias a los asalariados (que ellos mismos adoctrinan).

Hemos sido idiotizados y domesticados. Vivimos manipulados y sin capacidad de rebelarnos. Pero todo esto no es nada nuevo, forma parte de un “plan maestro” que se inició hace varios siglos y que se agudiza con el inicio de la revolución industrial (siglo XVIII-XIX) cuando se pasa de una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía urbana, industrializada y mecanizada.

Esto supone una transformación social y económica incomparable en la historia de la humanidad, se empiezan a fabricar empleados en masa sin educación (esclavos del sistema) en las escuelas, personas desempoderadas y programadas para obedecer órdenes sin cuestionar.

¿Nunca te has parado a pensar por qué en el colegio no nos enseñan inteligencia emocional, educación financiera o desarrollo personal? lejos de estimular nuestra creatividad para que cada individuo desate su potencial, hemos sido adoctrinados para unos fines perversos. De ahí nace el “borreguismo” masivo.

Es por eso que somos tan ignorantes y estamos tan dormidos, por este mismo motivo llevar a nuestros hijos al colegio no hace sino alimentar el inconsciente colectivo; pero es que los colegios ya no son el único problema: nosotros mismos somos los embajadores perfectos del sistema, ya que nuestros hijos heredan todas esas creencias limitantes (transgeneracionales): “estudia, ahorra dinero y encuentra un buen trabajo.” Nos hemos convertido en un instrumiento de adoctrinamiento masivo.

“Estamos produciendo seres humanos enfermos para tener una economía sana.” (Erich Fromm)

Bajo este precepto, poco a poco se fue constituyendo el mal llamado “estado del bienestar” que promueve una vida de “necesidades” externas, siempre hacia afuera, una cultura orientada al tener (consumismo materialista) con una búsqueda constante de la felicidad (como meta, lo cual provoca infelicidad crónica). Esa necesidad siempre volcada en lo de fuera denota una profunda escasez interna.

Se nos vende una falsa ilusión de seguridad con esa aparente comodidad para la que hemos sido adoctrinados y que relacionamos con la libertad, nada más lejos de la realidad. Nos hacen creer que somos libres por ir a votar, cuando ya mucho antes de cada una de las elecciones se sabe quién va a ganar… o porque tenemos un sueldo, un dinero que con suerte te da para llegar a final de mes, motivo por el cual muchas personas se hipotecan de por vida para tener una casa en propiedad o incluso piden un préstamo para estudiar o comprar un coche. 

Es una auténtica masacre, una violación de los principios fundamentales de la vida: NO SOMOS LIBRES.

Por mucho que adornemos la jaula seguimos siendo esclavos y si no hacemos algo, a partir de ahora lo seremos todavía más. Algunas consecuencias de la perversión de este sistema

Vacío existencial: desde la escuela se adoctrina a cada individuo para llevar una vida vacía, de sometimiento, sin propósito ni valores, una vida identificada con tu ego, basada en la ignorancia y la inconsciencia, en el autoengaño, con conflictos internos y crisis existenciales de todo tipo. Estamos dormidos y profundamente desconectados de nuestra verdadera esencia, por eso sufrimos tanto, por eso tanta gente se siente perdida cuando se jubila.
“Eres esclavo de tu miedo a la libertad.” (Erich Fromm)

Victimismo: vivimos con miedo e inseguridad, totalmente alejados de nuestro ser auténtico, sin saber muchas veces ni qué hacer con nuestra vida… no hemos cultivado el amor propio, no tenemos autoestima, de modo que cada vez somos más vulnerables, más fácilmente manipulables, nos creemos todo lo que vemos, no cuestionamos nada, simplemente nos quejamos. Y nos evadimos con los espacios de desconexión (televisión, fútbol, discotecas, etc.) porque vivimos narcotizados.

Reactividad: no asumimos nuestra responsabilidad, nos dejamos en manos de papá estado y mamá banca, como si ellos fueran a solucionar nuestros “problemas”. No creemos en nuestra capacidad para cambiar (de adentro hacia afuera).

Alberto Apolo

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