“Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo: la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación”.
El Kybalion.
El Principio de Ritmo plantea que en el Universo, todo se manifiesta en un movimiento de ida y vuelta.
Este Principio trabaja estrechamente ligado al Principio de Polaridad. Se manifiesta entre los dos polos establecidos por este Principio.
Podemos observar sus manifestaciones en la naturaleza, y se extienden hasta las actividades mentales del hombre; esto explica la gran sucesión de cambios y modalidades que notamos en nosotros mismos: a un momento de entusiasmo, puede seguir otro de depresión.
Tenemos períodos de valor que son seguidos por períodos de desaliento y miedo.
Vivimos mareas de emociones y sentimientos que se elevan y caen, y muy pocas veces nos damos cuenta de que se trata del Principio de Ritmo operando.
Mientras más intenso y profundo se fluye hacia uno de los polos, más intensidad tendrá el reflujo hacia el otro.
El péndulo siempre oscila, pero podemos aprender a manejar el movimiento del flujo y reflujo y así evitar el ser arrastrados por su oscilación.
Hay dos planos generales de consciencia:
El Inferior, que es el Plano Inconsciente y el Superior, que es el Plano Consciente.
Si nos elevamos por encima de los estímulos del plano inferior, podemos evitar ser golpeados por la oscilación negativa del péndulo.
Esto se logra usando el Principio de Polaridad; si aprendemos a equilibrarnos en el punto donde deseamos quedarnos, en la vibración deseada, entonces neutralizamos la oscilación rítmica pendular que tendía a arrastrarnos hacia el otro polo.
Al realizar este tipo de proceso, vamos adecuando nuestra mente a frecuencias cada vez más altas, de manera que la vibración deseada se va instalando en nuestro interior, impidiendo que el ajetreo mundano nos arrastre con él.
Para lograr lo anterior son indispensables la voluntad y el auto conocimiento.
El mundo natural se mueve en ritmos, secuencias y ciclos:
El día y la noche, el paso de las estaciones, el movimiento de las estrellas, el flujo de las mareas, etc.
La vida es un gran ciclo formado por innumerables ciclos menores.
Comprender que todo tiene un Ritmo, nos ayuda a reconocer el propio.
Así como las estaciones cambian, también debemos hacerlo nosotros, que nuestros viejos hábitos dejen de controlar nuestra vida, que nuestro pasado no se convierta en nuestro futuro, y que la inercia del cambio nos lleve a una mayor consciencia, sabiduría y paz.
Sincronizarnos con los ciclos de la Naturaleza nos ayuda a comprender que hay un momento para sembrar y otro para cosechar; un momento para movernos y otro para quedarnos quietos, para tener paciencia y planificar con detenimiento, los pasos a seguir en las diferentes circunstancias que vivimos.
Conociendo el Principio de Ritmo, podemos establecer un Orden con un Propósito, podemos establecer nuestros tiempos, diseñar nuestra vida, darle estructura, y así vivir la vida que deseamos, viviendo las experiencias que nuestra Alma necesita para su evolución.
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