Hay un profundo y poderoso entendimiento que debemos tener al iniciar el mes de Jeshván o Escorpio. En el mes de Libra que acaba de terminar, los días fueron preparados por el cosmos con grandes oportunidades para atraer Luz, y algunas personas cometen el error de pensar que la razón por la que no hay días especiales de conexión establecidos así en el mes de Escorpio, además del Rosh Jódesh, es porque es un mes en el que no hay mucha Luz disponible; pero eso no es verdad. Tal y como veremos, Escorpio es un mes en el que cada uno de nosotros individualmente puede revelar más Luz que en cualquier otro mes del año y también provocar más cambios globales.
Rav Áshlag cita una enseñanza del hijo de Rav Shimón bar Yójai, Rav Elazar. Él dice que debemos vivir viendo al mundo en una balanza; un equilibrio entre positivo y negativo, bueno y malo. Cada persona debe verse también en una balanza. Por lo tanto, cada acción de positividad, compartir y revelación de Luz eleva al mundo entero. Mientras que, por otro lado, cada acción de negatividad, egoísmo y daño a los demás inclina la balanza del mundo al lado negativo.
Rav Elazar dice que debemos vivir con el pensamiento de que el mundo y nosotros estamos exactamente en equilibrio entre positivo y negativo en todo momento, y que una acción cambiará el estado de la balanza. Una acción positiva inclinará nuestra balanza, y la del mundo, a favor de lo positivo, mientras que una acción negativa de egoísmo inclinará ambas balanzas a favor de lo negativo. Él nos dice que si podemos vivir con esta conciencia constante, alcanzaremos el propósito por el que nuestra alma vino a este mundo.
Pero Rav Áshlag dice que tenemos que entender lo que eso significa; ¿realmente creemos que en todo momento nosotros, y el mundo, estamos en equilibrio exacto entre positivo y negativo?
La mayoría de nosotros quiere hacer lo correcto, queremos realizar acciones de compartir, queremos realizar acciones que nos conecten con la Luz del Creador y nos permitan recibir las bendiciones que proveen. Cuando compartimos lo hacemos por muchas razones diversas. A veces, una acción de compartir es causada por muchos pensamientos y razones diferentes. A veces, realizamos un acto de compartir, un acto de conexión, que sólo tiene el propósito de compartir y no tiene deseo personal ni ninguna pre concepción relacionada.
Sin embargo, eso es muy poco común. Y aunque las acciones de compartir sean ciertamente mejor que no compartir, no siempre son puras. Por ejemplo, compartimos con un amigo porque él también comparte con nosotros. Eso no es compartir puro y no hay problema porque no se supone que seamos perfectos todo el tiempo. Pero lo que debemos entender es que nuestro propósito espiritual en este mundo no es simplemente ser una buena persona y realizar acciones de compartir, sino que cada uno de nosotros, de manera individual, necesita saber que el cambio en nuestra conciencia también afecta al mundo.
El propósito de la sabiduría de la Kabbalah, como decimos tan a menudo, no es simplemente traer más Luz y bendiciones a nuestra vida; el verdadero propósito de esta sabiduría, la razón por la que fue traída a este mundo hace miles de años, es crear un cambio en el mundo en un simple estado. Imagina que la mayoría del mundo de hoy, o al menos una masa crítica, se preocupara más por los demás que por sí mismos. Si somos sinceros con nosotros mismos, ¿qué porcentaje de nuestro día, semana o mes lo dedicamos por completo a los demás?
Debemos entender que concentrarnos sólo en los demás es la forma de cambiar al mundo.
Escorpio es un mes en el que podemos hacer grandes cosas y abrir nuestra conciencia a estos conceptos mayores, no sólo para traer cambio, bendiciones y Luz individuales, sino provocar un cambio global… Entonces, ¿cómo lo hacemos? A través de acciones de compartir puras; tal y como nos dice Rav Áshlag, mientras más pura sea la acción de compartir, más grande es el cambio de conciencia y los efectos en el mundo.
Cuando una cantidad suficiente de personas realiza suficientes acciones de compartir puras, el mundo cambia. Por lo tanto, la conciencia en la que hay que concentrarse en este mes es realizar un acto de compartir puro, un acto de compartir que no nos beneficie; porque esa acción cambia la conciencia del mundo, y el mundo necesita muchas más de esas acciones.
Puesto de manera sencilla, si la mayoría de las personas se preocupara más por los demás que por sí mismas, el mundo cambiaría. Tal y como dice Rav Áshlag, ninguna de las fuentes de guerra y destrucción que están en este mundo podrá existir una vez que velemos por el beneficio de los demás por encima del nuestro. Así pues, la acción más pura que puede provocar cambio es una que sólo sea por el beneficio de los demás. Cuando el individuo no tiene Deseo de Recibir de esa acción en ningún nivel, comienza, o continúa, el proceso de transformación de la conciencia del mundo.
Un cambio de la conciencia global no ocurre de golpe. Ocurre poco a poco. Es como poner semillas de ajonjolí en un lado de la balanza y algo muy pesado en el otro lado. Una semilla de ajonjolí no hará nada, pero con el tiempo, si agregamos continuamente más semillas, cambiará el estado de la balanza. Eso es lo que dice Rav Áshlag cuando hablamos de ver al mundo en una balanza y concebir nuestro trabajo a fin de inclinar la balanza. Sabemos que tomará tiempo, pero las acciones de compartir puras, y la conciencia de dichas acciones, provocarán ese cambio.
Por esa razón, especialmente en el mes de Escorpio, debemos pedir que nuestro deseo y concentración esté en saber que nuestro trabajo no es simplemente ser espirituales y atraer Luz y bendiciones para nosotros, sino más bien, provocar un cambio global para así efectuar el cambio global de conciencia. Eso ocurre, tal y como Rav Áshlag explica, gracias a las acciones de compartir puras. Por lo tanto, al entrar en este mes de gran cambio, debemos preguntarnos: ¿Cuándo fue la última vez que hice una acción de compartir pura? Y aún más importante: ¿Cuándo la hice con el solo deseo de cambiar la conciencia del mundo?
De eso se trata este mes de Escorpio. Consiste en aprovechar la oportunidad de provocar un
cambio, entender que elegimos, una vez al día, hacer una acción de compartir sabiendo que no nos beneficiará ni un poco. Lo hacemos porque queremos que sea una semilla de ajonjolí más en la balanza del mundo que, con el tiempo, cambiará la conciencia del mundo.
Michael Berg
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