domingo, 3 de diciembre de 2017

Todos somos ricos


La economía divide a las personas en dos grupos.
Las de alto poder adquisitivo.
Y las de "bajos" recursos.
Los ricos y los pobres, desde los orígenes de la humanidad.
Los ricos tienen cosas visibles como casas lujosas, hermosos automóviles, vacaciones en hoteles elegantes, ropas de marca y altos ingresos económicos.
Los pobres desean tener lo que tienen los ricos pero por mucho que lo intentan no consiguen entender "cómo lo hacen".
Entonces aparecen teorías económicas que desean mejorar las cosas nivelando el acceso a los recursos materiales.
Para que el disfrute de las cosas no sea tan desigual.
Entonces aumentan los impuestos sobre los ricos para obtener una parte de su abundancia y se la dan a los que tienen menos.
Entonces los pobres vuelven a elegir a los mismos gobernantes que han sido justos con su pueblo.
Y como son la mayoría colocan en el poder a la misma gente que los protege.
Pero en realidad la riqueza que se ve, primero estuvo en la imaginación del que la tiene.
Un día un "rico" quiso un coche de lujo, lo imaginó y luego creyó en su habilidad para "extraerlo" desde el mundo de los "sueños" o mundo invisible.
Creó una estrategia para conseguir lo necesario y mantuvo fuerte su deseo y su voluntad de conseguirlo.
Y finalmente obtuvo lo que inicialmente fue una imagen en su mente.
El pobre también desea el mismo coche de lujo, lo imagina y fantasea con lo maravilloso que sería tenerlo.
Pero luego se dice a si mismo que no está a su alcance porque es demasiado caro.
Ambos son ricos en recursos interiores.
Ambos pueden imaginar, soñar y perderse en la contemplación de su deseo.
Ambos pueden soñar despiertos.
Por lo tanto todos somos ricos.
Tenemos una mente ilimitada que puede concebir cosas infinitas.
Pero algunos creen y otros no creen.
Unos dicen..."yo lo haré, como sea, sé que lo haré y tendré eso que quiero".
Otros dicen...."es imposible, no está a mi alcance, está más allá de mis fuerzas".
Unos creen que es posible y otros creen que es imposible.
Los que creen se ponen a trabajar en ello de inmediato con gran fe.
Los que no creen desisten y se conforman con lo que tienen.
La riqueza o la pobreza están en la mente.
Mente de riqueza o mente de pobreza.
El deseo es el motor de las manifestaciones.
Todos deseamos y todos tenemos el potencial infinito.
Pero es la fe la que divide a los hombres.
Por eso la lucha se debe librar en las mentes.
Y no en los recursos visibles.
Pero las personas confían más en lo "concreto".
Que en la imaginación.
Olvidando que la imaginación es más grande y poderosa que lo concreto.
Porque lo que se ve surgió de allí.
Y todas las maravillas surgen de allí.
Por eso somos afortunados.
Sólo por tener esta comprensión.
Que nos abre las puertas hacia la abundancia infinita.

-Martín Macedo-

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