Un día en el paraíso, en uno de los restaurantes, estaban Gautama Buda, Confucio y lao tzu sentados charlando. Entró una bella mujer desnuda con una jarra enorme y les preguntó a los tres: "¿les gustaría un poco de jugo de la vida?"
Inmediatamente Buda cerró los ojos y dijo: " te debería dar vergüenza. Estás tratando de degradarnos. Con enorme esfuerzo y ardua austeridad hemos logrado llegar hasta aquí, y tú has traído el jugo de la vida. ¡desaparece!" y dijo todo aquello con los ojos cerrados.
Pero Confucio tenía los ojos semiabiertos, semicerrados. En eso consiste toda su filosofía: el justo medio, ni un extremo ni el otro.
Confucio dijo: "me gustaría probar un poquito, pues sin haber probado no puedo decir nada sobre el jugo". Ella le sirvió en una copa un poco de jugo de la vida. Confucio lo probó, se lo devolvió y dijo: "es muy amargo".
Confucio dijo: "me gustaría probar un poquito, pues sin haber probado no puedo decir nada sobre el jugo". Ella le sirvió en una copa un poco de jugo de la vida. Confucio lo probó, se lo devolvió y dijo: "es muy amargo".
Lao tzu dijo: " dame toda la jarra". Y la mujer le preguntó: "¿toda la jarra? ¿vas a beber de la jarra?" y el contestó: "ese es mi enfoque de la vida: si no la has bebido en su totalidad, no puedes decir nada sobre ella. Puede ser amarga al comienzo, puede ser dulce al final, ¿quién sabe?"
Antes de que la mujer pudiera decir algo, lao tzu agarro la jarra y bebió, de un solo sorbo, todo el jugo de la vida. Dijo: "Confucio, estás equivocado. Todo requiere entrenar un poco el gusto. Parecía amargo porque te era desconocido; te supo amargo porque tenías prejucios negativos. Todo lo que dices sobre el justo medio es una fisolofia vacía. Puedo decirte que mientras más bebía, más dulce me parecía. Al principio era sólo agradable; al final fue un arrebato".
Buda no soportaba este elogio a la vida. Simplemente se levantó y se fue. Lao tzu dijo: "¿qué le ocurrió a aquel hombre?" ha estado sentado con los ojos cerrados, la mujer es tan bella. Si hay algo feo, puedes cerrar los ojos, es comprensible; pero cerrar los ojos frente a una mujer tan bella es demostrar falta de sensibilidad, es demostrar humillación, condena, es demostrar un temor profundamente arraigado. Tal vez el hombre esté muy reprimido y tema que su represión pueda salir a la superficie".
Confucio no estaba dispuesto a escuchar a Lao tzu porque éste se estaba alejando del justo medio; por eso se fue. Y lao tzu comenzó a bailar. Supe que todavía está bailando...
La vida hay que vivirla antes de tomar decisiones en cuanto a ella, a favor o en contra. aquéllos que la han vivido en toda su intensidad y plenitud nunca han estado en contra. Aquéllos que están en contra son personas que nunca la han vivido en su intensidad, que nunca se han entregado en su totalidad; han permanecido distanciados y cerrados.
Osho
Osho
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