miércoles, 6 de diciembre de 2017

Dos fuerzas controlan el mundo.


Dos fuerzas controlan el mundo.

Igualmente poderosas.
Pero contrarias.
Una destruye y la otra construye.
Una aumenta la vida y la otra la disminuye.
Una propaga la enfermedad y la otra promueve la salud.
Una contamina y la otra purifica.
Una inspira fe y confianza y la otra aviva los más profundos temores.
Una busca el beneficio personal y la otra la felicidad colectiva.
Una aumenta la fuerza de los hombres y la otra destruye su vida.
Estas fuerzas siempre han estado y siempre estarán.
Podemos denominarlas de muchas formas.
El bien y el mal.
El trigo y la cizaña.
La luz y la oscuridad.
La verdad y la mentira.
Porque en este mundo de contrastes.
Los hombres las requieren a ambas.
Requieren experimentar la debilidad para crear la fuerza infinita.
Requieren atravesar los miedos más atroces para convertirse en los guerreros más valientes del mundo.
Requieren perder hasta la última gota de salud para convertirse en los más apasionados apóstoles de la curación.
Todo forma parte de un plan perfecto.
Ideado por la inteligencia infinita.
Para el desarrollo de la conciencia de los hombres y mujeres.
Para que se conviertan en gigantes.
En héroes y heroínas.
Destinados a la felicidad infinita.

-Martín Macedo-

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