La meditación abre la mente.
Expande la conciencia.
Permite ver lo infinito dentro de ti.
Pero quien no medita, sólo ve las urgencias de la vida y del mundo.
Y vive en una prisión mental donde no hay nada que se pueda denominar “felicidad infinita”.
Sólo la meditación constante, durante años permite que la mente se expanda y pueda contemplar lo infinito y comenzar a habitar allí con plena conciencia y acceder a la bondades infinitas.
Quien no medita vive únicamente en la percepción del mundo de las formas y allí todo es prisa y limitaciones.
Los límites están por todos lados.
Y cuanto más se estudia en las escuelas y universidades más grande es la ilusión de los límites que sólo existen para la visión del hemisferio izquierdo.
Es muy duro caminar con un solo pie.
Es muy difícil peinarse o asearse con una sola mano.
Es muy difícil prosperar, sanarse, vivir felices y gozar del amor universal si pensamos solamente con el hemisferio izquierdo.
Y mucho más duro cuando se ha hipertrofiado con tantos estudios académicos.
Y doctorados.
Está muy bien estudiar.
Y tener maestrías.
Pero si no se practica la meditación con pasión y compromiso.
No se accede a la sabiduría.
Porque la sabiduría se encuentra en el mundo infinito.
Y no hay universidades donde estudien el infinito.
Porque lo infinito no se ve.
No se palpa.
Y no tiene forma.
Los jóvenes buscan una forma-ción.
Para intentar un lugar alto en la sociedad.
Pero si desarrollaran ambos hemisferios.
Poniendo tanta devoción en desarrollar mente y espíritu.
Alcanzarán un tipo de grandeza.
Que no se consigue mediante el intelecto.
Por muy pulido que esté.
- Martín Macedo-
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