Las drogas son tan antiguas como la misma humanidad, y, desde luego, satisfacen algo de inmenso valor. Estoy en contra de las drogas, pero estoy en contra de las drogas por la misma razón que durante miles de años la gente ha sido adicta a las drogas. Podría parecer muy extraño. Las drogas son capaces de darte experiencias alucinógenas más allá del mundo ordinario. Esta es la misma experiencia que se busca a través de la meditación.
La meditación te da la experiencia real, la droga te da únicamente una alucinación, una experiencia como un sueño, pero muy similar. Meditar es difícil. La droga es barata. Pero la atracción por las drogas es espiritual.
El ser humano no está satisfecho con su existencia mundana. Quiere saber algo más. Quiere ser algo más. La vida corriente sin más le parece aburrida, sin significado, y si esto es todo, el suicidio le parece la única salida. No le da éxtasis ni alegría. Al contrario, continúa amontonando cada vez más sufrimiento, más ansiedad, enfermedad, vejez y, finalmente, muerte.
Por esta razón las drogas han atraído desde el principio. Y al menos le han proporcionado un alivio temporal. Sólo unos pocos han probado la meditación.
Y si podemos esperar un futuro libre de drogas, si el humano se vuelve naturalmente meditativo... Y eso es posible. Si un niño encuentra a su padre meditando, a su madre meditando, a todo el mundo meditando, le empezará a entrar la curiosidad. Él también querrá meditar.
Y a esa edad la meditación es muy sencilla porque el niño, todavía, no ha sido corrompido por la sociedad. Es inocente. Y si todo el mundo a su alrededor está haciendo algo y disfrutando al hacerlo, él no se va a quedar atrás. Se sentará con ellos con los ojos cerrados. Al principio quizá se rían de él diciendo que eso no es para niños. Pero no entienden. Es más fácil para los niños que para los así llamados adultos.
La atmósfera de la meditación, en las escuelas, los colegios, las universidades, donde quiera que la persona vaya, encontrará una atmósfera que alimente su propia meditación.
Me gustaría ver que las drogas no son necesarias en el mundo. Pero no a través de las prohibición, sino a través de crear algo mejor, algo real. Las drogas serán derrotadas sin ninguna dificultad, pero estos estúpidos gobiernos siguen dándole importancia a las drogas y siguen destrozando a la juventud en todo el mundo.
El momento más precioso de la vida es desperdiciado en alucinaciones, y cuando se dan cuenta de lo que se han hecho a sí mismos, quizá es demasiado tarde. No pueden regresar a un estado normal. Su cuerpo se ha acostumbrado a tener en él algún tipo de química. Entonces incluso sin desearlo tienen que seguir inyectándose con todo tipo de venenos.
0 si alguien no ha probado drogas duras, regresa, entonces encuentra la vida mucho más insípida, más insípida de lo que tú la encuentras porque él ha visto algo hermoso. La comparación siempre permanece.
Ha hecho el amor bajo el impacto de una droga y se ha sentido en la cima del mundo. Y ahora está haciendo el amor y se da cuenta de que no es más que algo parecido a un estornudo. Uno se siente bien; estornudas y te sientes bien, pero no es algo por lo que valga la pena vivir. Nadie puede decir: «Estoy aquí sólo para estornudar.»
Todo mi esfuerzo es traer algo más grande que lo que las drogas pueden traer, y ese es el factor decisivo. Si algo puede suceder a través de la meditación, a través de sannyas, a través de grupos, que pueda darte un mejor atisbo, sin coste alguno... Tú no estás pagándolo con tu salud, con tu química, destrozado tu cuerpo y otras cosas. No te está costando nada, ¡y sucede! Tú eres el maestro y para ello no tienes que depender de nada. Puedes disponer de ello cuando lo desees. Una vez que conoces la llave, puedes abrir la puerta siempre que quieras. Necesitas que a tu disposición esté algo más grande, más elevado.
En todo el mundo éste ha sido el problema a lo largo de la historia: las gentes han tratado de ayudar a otros a solucionar sus problemas con las drogas, y casi siempre han fallado porque no pueden darles nada mejor. La gente también quiere salir de allí; todo el mundo quiere dejarlo porque es una esclavitud y entienden que se están creando una esclavitud sutil, que se hará cada vez más grande hasta que un día se encontrará rodeado de murallas, murallas chinas, y que será muy difícil salir de allí. Con tu propio esfuerzo, te estás creando un muro muy grande, y después será difícil destruirlo; estarás atrapado en él. Toda tu vida se convertirá en una especie de enfermedad. Y es un círculo vicioso. Si tomas una droga, mientras estás bajo su impacto todo te parece bien. Después, cuando termina, todo te parece aburrido, tan sin sentido que parece que la droga es la única posibilidad, una y otra vez. Entonces la cantidad de droga tiene que ser aumentada y poco a poco uno se pierde. Las drogas son tan poderosas que destruyen hasta la química de tu cerebro. El cerebro es muy delicado; no puede vivir haciéndole unas coerciones tan violentas. Esos nervios diminutos y sutiles empiezan a estropearse. Entonces uno pierde su capacidad de estar alerta, su inteligencia, se vuelve aburrido, se vuelve insensible. Entonces la droga queda como la única posibilidad, lo único que tiene significado.
Pero no basta con decir estas cosas. únicamente predicar no ayuda. Sólo decir que es malo y es pecado, no ayuda; de hecho, ¡empeora el problema! La persona ya está sufriendo y ahora le creas otro problema que es un pecado para que, además, se sienta culpable. La droga era suficiente para destruirlo; ahora la culpa acabará de destruirle. Estás añadiendo más venenos al problema. Haces a la persona inmoral, criminal, y todas estas actitudes son erróneas. La persona necesita ayuda, necesita compasión, necesita amor. Quizá la persona no haya conocido el amor, y por eso ha ido en esa dirección. Tal vez la sociedad, los padres, no le han dado lo que necesitaba. Por eso la persona se ha despistado. La persona necesita de toda la atención, el amor y el cuidado, pero incluso eso no ayudará, a menos que la persona llegue a conocer y a sentir algo que es más grande y mayor que lo que cualquier droga te puede proporcionar.
OSHO- El libro del Niño
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