Si el infinito no entra en cada acción.
Esa acción es una chapuza y carece de valor.
Y lamentablemente está destinada al fracaso.
Si todos los actos son así.
Cuánto más hagas peor será.
Porque las acciones chapuceras se convierten en un hábito.
Y ese hábito construye las cadenas del karma que llevan a la grandeza o a la miseria en todos los órdenes de la vida.
Si el infinito no entra en cada bocado.
Si no lo masticas con infinita atención y voluntad.
Ese bocado es una chapuza y acidificará la sangre.
Entonces haces los 90 días de régimen curativo.
Y vas al médico y te haces los estudios.
Y los resultados no te convencerán ni a ti ni al doctor.
Entonces concluyes que la macrobiótica no funciona contigo.
Porque le faltan proteínas o calcio o hierro.
Y saltas hacia el naturismo o la homeopatía.
Y haces una mezcla de terapias diversas.
Y te haces test de intolerancias.
Buscando la falla fuera de ti.
En algo que comes o bebes.
En algún cosmético.
En algún campo magnético anómalo.
Cada acción es el eslabón de una larga cadena.
Los días exitosos se construyen con actos exitosos.
Las semanas exitosas se construyen con días exitosos.
Una vida grande está hecha de cosas pequeñas.
Pero construidas con el aliento divino.
El poder está ahí para que lo uses.
No se trata de esforzarse más.
Se trata de poner atención.
La atención infinita.
La pasión infinita.
El poder infinito.
La voluntad infinita.
Estas cosas infinitas están en ti porque nacieron contigo.
La maravilla está en cada una de tus células.
En cada gota de tu sangre.
En cada gota de agua corporal.
Pero estás preocupado, fuera del presente.
Entonces lo infinito no puede manifestarse en tus actos.
Porque lo infinito sólo puede expresarse en el presente.
El ahora es el infinito palpitando en tu corazón y en tu alma.
Y allí está tu tesoro.
Porque el ahora es la llave de acceso al poder infinito.
Y sin esa llave no hay conexión.
Si no estás ahora estás en el pasado o en el futuro.
Y en esas realidades inexistentes.
No puede funcionar la magia del universo.
Porque la grandeza no se distrae.
Ya que no es posible ser grande y andar despistado.
- Martín Macedo-
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