miércoles, 15 de noviembre de 2017

Ambicionar la perfección


¿Es saludable ambicionar la perfección?

Hay muchos sabios que opinan al respecto.
Muchos dicen que la perfección no es posible.
Que es una obsesión.
Que es inalcanzable.
¿Qué nos dice el principio de las transformaciones yin y yang sobre este dilema?
Si existe yin existe yang.
Uno no puede existir sin el otro.
La existencia de uno garantiza la existencia del otro.
La imperfección existe.
Entonces también existe su antagónico complementario: la perfección.
La perfección coexiste junto a la imperfección.
Porque la mera existencia de la imperfección garantiza la existencia de la perfección.
Una parte nuestra es imperfecta.
Pero otra es perfecta.
Debemos aceptarlas a ambas.
Aprender con las dos.
Permitiendo que crezcan juntas.
Como dos hermanos de la misma edad.
Pero con diferentes temperamentos.
Es absurdo como dice Osho buscar la perfección.
Porque una parte nuestra ya lo es.
Una mano es derecha y la otra izquierda.
Las requiero a ambas, las amo a ambas y aprendo con ambas.
Pero uso una más que otra.
Me dedico a entrenar más a una para ciertas tareas.
Y a la otra para otras tareas.
Abro la cerradura de mi casa con la derecha.
Siempre uso la derecha para esta tarea.
Y como "tudo è treinamento".
La derecha lo hará cada vez mejor.
Si pienso en la perfección que soy, la perfección aumentará.
Si hablo de la perfección en mis funciones, ésta aumentará.
Si visualizo una perfección cada vez más grande, la perfección que ya es conseguirá plasmarse, manifestarse cada vez con mayor poder en el mundo de las formas.
La mayor parte de los gatos dan saltos perfectos.
Si les permitieran competir en los juegos olímpicos los gatos ganarían todas las medallas de oro.
Si un gato puede manifestar a la vista del publico un salto perfecto.
Si una araña puede tejer una tela perfecta.
Si un fabricante de Rolex puede crear una máquina que tendrá durante años un funcionamiento perfecto.
Asumo mi perfección biológica.
Junto a mi imperfección.
Voy a pensar más en la primera que en la segunda.
Voy a regocijarme en esa contemplación.
Voy a agradecer por la primera.
Y aprender con la segunda.
La imperfección me obliga a trabajar más y mejor.
Para que la primera brille cada vez más.
Y así las personas que deseen gozar de una salud perfecta.
Pueden usar la imperfección como combustible para encender la pasión por la salud absoluta.
Y sólo con encender ese fuego.
Alcanza y sobra para vencer a todas las enfermedades.
Porque es la quintaesencia de la más alta medicina del universo.

Martín Macedo-

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