Somos un trozo de divinidad.
Experimentando la vida en 3D.
No es una experiencia fácil.
Pero el objetivo de esta vida es aprender.
Hemos venido a aprender.
Y tenemos toda la eternidad para hacerlo.
Si no lo logramos en una vida.
Podemos volver otra vez.
Y otra, hasta que hayamos terminado lo que faltaba terminar.
No importa que sea difícil.
No importa que a veces duela.
No importa que en algunos momentos quedemos paralizados por el temor.
Si somos valientes vale la pena.
Y si nuestra mente trasciende las limitaciones de las formas aparentes.
Podremos alcanzar una gran felicidad.
Y experimentar el paraíso dentro de las limitaciones del cuerpo y del mundo material.
La felicidad no se encuentra en el futuro, en un paraíso al que hay que sumar puntos para ingresar.
La felicidad está en este mismo lugar y en este mismo momento.
Porque no existe otro lugar que éste.
Ni otro momento que éste.
Si no soy feliz ahora, me lo he perdido.
Y lo que único que vendrá será otro ahora.
¿Y me lo voy a volver a perder?
¿Esperando que vengan mejores tiempos?
Si sigo haciendo lo mismo, seguiré perdiendo oportunidades.
Hasta que aprenda.
Y como hemos venido a aprender.
Tarde o temprano comprenderemos.
Aunque tome miles de años.
Que somos eternos.
Que somos inmortales.
Que somos existencias completamente equipadas.
Que el significado de vivir es crear y crear maravillas.
Y que la felicidad se alcanza cuando ayudamos a otros a conseguirla.
Entonces vale la pena.
A pesar de las dificultades y limitaciones.
Porque los límites los barre un nuevo pensamiento .
Y los obstáculos son sólo combustible para la voluntad de hierro.
- Martín Macedo-
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