La dificultad crea la facilidad.
Ya lo sabemos podrán afirmar algunos.
Ya lo he escuchado antes dirán otros.
Pero una cosa es saber y la otra es saber cómo aplicarlo y sacarle provecho.
Porque el conocimiento que sólo está de adorno.
Se oxida y termina siendo una carga tóxica.
Acumular conocimientos es como acumular anillos y collares.
Llega un punto en que uno ya no puede andar cómodamente.
Ni comer, ni bailar ni andar en bici.
Es puro ego.
El conocimiento acumulativo es erudición y puede llevarnos a la soberbia.
El conocimiento aplicado es sabiduría.
La dificultad aumenta la fuerza.
Y cuando la fuerza se incrementa todo parece más fácil.
Por ello cuando algo nos parece muy difícil.
No debemos tomar un camino menos difícil.
Porque nos debilitaremos aún más.
La vida nos ofrece problemas difíciles todos los días.
En gran cantidad.
En abundancia.
Para que también sea grande nuestra fuerza.
Si los aplicamos y utilizamos seremos como el marino que usa el viento en contra para navegar más deprisa.
La voluntad de hierro, la fuerza personal no provienen de comer alimentos de excelente calidad y masticados a conciencia.
Sería demasiado fácil.
La salud es una fuerza.
La fuerza más gloriosa de valor incomparable.
Quien busca esa fuerza en el plato de alimento.
Buscará durante años y al final quedará decepcionado.
Es como ponerle la mejor gasolina a un fórmula uno.
Y luego hacer breves paseos por la pista los domingos por la tarde.
Otros competidores que reciban peores combustibles se llevarán la gloria de los más emocionantes triunfos.
Porque enfrentaron la carrera, la multitud, la competencia con hábiles y decididos pilotos que también quieren el oro.
La grandeza no está en los caminos fáciles.
Sino en los caminos más difíciles y problemáticos.
Por ello quien busca la gran salud yendo a un spa donde lo atienden como a un sultán.
Ha gastado una gran suma de dinero.
Y ha comprado un tigre de papel.
. Martin Macedo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario