lunes, 2 de octubre de 2017

El único lugar donde se halla todo lo que deseamos está dentro nuestro.

Buscamos la felicidad.
Buscamos la pareja perfecta.
Buscamos las llaves de la casa.
Buscamos el trabajo ideal.

Siempre estamos buscando.
En el evangelio de Tomás, el maestro dice:
"El que busca que no deje de buscar hasta encontrar.
Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento
se llenará de admiración y reinará sobre el universo".
Generalmente todos cometemos el mismo error.
Buscamos todas estas cosas que deseamos con pasión por fuera de nosotros.
Salimos a buscar trabajo, a buscar pareja, a buscar el bienestar.
Muchos viajan a lugares remotos, hacen retiros o peregrinaciones a lugares sagrados.
Pero luego de mucho buscar y experimentar altos y bajos.
Comprendemos que hemos buscado lejos lo que tenemos cerca.
Hemos buscado en el lugar erróneo y por ello no hallamos lo que deseamos.
El único lugar donde se halla todo lo que deseamos.
Todas las riquezas del universo.
Toda las fuerzas que requerimos para vivir con felicidad.
Está dentro nuestro.
Es el llamado "mundo interior".
Finalmente comprendemos que nuestro interior es infinito.
Que no hay límites.
Que todo lo que requerimos está allí.
En forma de imágenes.
Como información.
Como poderosos potenciales buscando manifestarse cuanto antes.
Descubrir esta dimensión infinita es algo maravilloso.
Pero es estremecedor, porque comprendemos el poder ilimitado que tenemos entre manos.
Entonces poco a poco aprendemos a manifestar.
A usar estos recursos inmensos para encontrar todo lo que deseamos.
Y nos convertimos en reyes.
En reyes de nuestro propio universo.
Y con eso debería bastarnos.
Porque los demás tienen los suyos propios.
Y gobernar el nuestro es ya una tarea de gran envergadura.
Permitamos que los demás gobiernen como deseen sus propios universos.
Pero los soberbios se creen superiores e intentan gobernar a las demás personas como si fueran seres insignificantes.


Martín Macedo

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