domingo, 22 de octubre de 2017

Cuando deseas algo intensamente, es porque ya es tuyo


Dicen los maestros de la mente.

Que cuando deseas algo intensamente, es porque ya es tuyo.
Y está pronto para que te sea entregado.
Desear es fácil.
Identificar lo que deseas es fácil.
Nombrarlo y escribirlo en una hoja de propósitos es fácil.
Lo más difícil es permitir que llegue a tu vida.
Porque nuestra mente pone barreras, rejas y cerrojos.
Porque ha sido programada por los miedos heredados.
Para creer que más vale malo conocido que bueno por conocer.
O que "las cosas que se hacen con la cabeza salen mejor que las que se hacen con el corazón".
El gran obstáculo para que la maravilla llegue a nuestra vida.
Es nuestro ego.
Que pone todas las trabas posibles al flujo infinito de la abundancia.
Que no hay que desear las cosas materiales porque no es espiritual.
Que no hay que soñar con la grandeza porque si luego no se cumple viene la desilusión.
Que no lo merezco porque no me he esforzado lo suficiente.
Que no hay que pedir lujos porque no hay lujos para todos.
Que si muestras demasiada felicidad otros podrán sentir envidia.
La lista es muy larga.
La mente se complica más y más con la educación de un tipo de pensa-miento lógico y formal.
Entonces deseas pero no se puede.
Porque es pecado desear tanto.
Tanta ambición puede corromper tu alma.
Y cuando vayas al cielo no te dejarán entrar al paraíso.
Porque si lo consigues habrás disminuido la porción de felicidad de otro.
Como si se tratara de un pastel.
Cuando viene el funcionario postal y toca timbre en tu puerta para avisarte que hay un gran paquete para ti.
Vas inmediatamente a recogerlo.
Se trata de un regalo y no vas a despreciarlo.
Pero la mente controlada por el ego va a encontrar todo tipo de motivos para que no vayas.
No sea que se trate de un engaño.
No seas tan confiado.
Que van a querer algo a cambio.
Mejor olvidarse del asunto.
Y el regalo queda en la oficina postal esperando indefinidamente.
Pero si tienes la mentalidad simple y pura de un niño.
Celebrarías que hay un regalo esperándote en la oficina postal.
Y aunque no lo puedas ver ni tocar todavía.
Ya saltas de felicidad.
Ya te regocijas porque asumes que es tuyo y que sólo debes ir a recogerlo.
Ahora vas a ir por él.
Debes actuar con excelencia.
Porque si sales apresuradamente.
Y no llevas tu documentación para identificarte, ni dinero para el autobús, y sin saber con claridad cuál es el horario de atención al publico y cuál es la oficina donde está lo tuyo.
No podrás recogerlo por el momento.
Y la recepción deberá postergarse.
Hasta que tus actuaciones para recibirlo sean impecables.
Por ello en el proceso de la manifestación.
Todos los detalles cuentan.
Desde principio a fin.
Y cuanto más practiques mejor te saldrá.

- Martín Macedo-

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