lunes, 30 de octubre de 2017

Persiste hasta conseguir el éxito


Persiste hasta conseguir el éxito nos enseñó el gran motivador Og Mandino.
Milagro viene de "mil" según el maestro Kikuchi.
El mensaje de gran poder es el mismo.
La repetición crea la fuerza.
Si puedes repetir suficientes veces un movimiento o una acción simple alcanzarás la excelencia, la maestría, el dominio completo de esa acción o esa habilidad.
Y tu fuerza aumentará cada vez más hasta niveles asombrosos.
Las máquinas del gimnasio trabajan sobre este principio.
Los adictos al desarrollo de la fuerza y el volumen repiten cientos, miles de veces un mismo movimiento mientras su cuerpo crea más fuerza, más endorfina, más energía y más poder.
En la antigua Grecia los forzudos levantaban pesadas piedras cientos de veces hasta crear cuerpos magníficos y bellamente desarrollados.
En las modernas urbes, miles de fanáticos acuden a los Gym donde pasan largas horas de feroz entrenamiento.
Entrenamiento que aman.
Porque luego de la dificultad viene la facilidad.
Luego del dolor viene la fuerza y la simetría de las formas.
Y en el proceso la fuerza crece cada vez más.
Todas las habilidades, todas las artes, todos los oficios y todas las virtudes se fortalecen por la repetición.
La repetición es una llave maestra hacia el éxito.
Y todos podemos aplicarla.
Algunos tienen más habilidad innata y llegan antes.
Otros deben entrenar por más tiempo y llegan después.
Pero al que le costó más tiempo y dedicación se le otorga un premio adicional: ha fortalecido su voluntad más que el talentoso que lo consigue fácilmente.
Como los prodigios que consiguen rápidamente alcanzar fama y reconocimiento, como Mozart.
Lo que convierte lo pequeño en grande es la repetición.
Lo que produce un maravilloso desarrollo es el entrenamiento.
Pero hay rutinas que atrofian.
Y rutinas que matan.
Porque hay prácticas que cuando se repiten degradan al hombre.
Y otras que lo engrandecen y lo convierten en un dios.
Sólo debemos decidir qué queremos ser y hasta dónde queremos llegar.
Y luego planear una estrategia.
Y comenzar a entrenar.
Y no detenernos hasta que las lágrimas de felicidad broten espontáneamente y corran por nuestras mejillas.

- Martín Macedo-

No hay comentarios:

Publicar un comentario