La verdad puede ser una de las cosas que la mayoría deseamos, pero con la que no todos estamos preparados para lidiar. Es que la verdad no siempre corresponde a lo que nos gustaría que estuviese ocurriendo y quien la omite o la administra, busca de alguna manera protegerse y protegernos de sus efectos.
No somos perfectos, cada una de nuestras acciones tiene una consecuencia y el poder asumirlas corresponde a nuestro sentido de la responsabilidad.
Si sentimos que una mentira evitará un dolor, estamos en una etapa equivocada de tiempo, porque lo que en realidad lo evita es algo que normalmente ya ocurrió y que incluso quizás hemos podido haber generado.
La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande. Jacinto Benavente
La verdad tiende a salir a flote
La verdad lleva consigo una especie de flotador, que en las profundidades de un amplio océano, resulta complicado evitar que tarde o temprano termine por salir a la superficie. Evidentemente hay mentiras de las cuales no nos enteraremos nunca, cuyos flotadores están asegurados en aguas profundas de una manera que hace imposible que se muestren.
Lastimosamente, eso de que una mentira siempre se descubre, solo está basado en las estadísticas de las que se descubrieron… Pero no corresponden al universo completo de mentiras, donde las que están mejor elaboradas o menos expuestas, jamás llegan a descubrirse.
Lo que queremos decir es que no partamos del punto de que toda mentira saldrá a la luz, porque no es así, partamos de ofrecer siempre la posibilidad al otro de decidir sobre la verdad, incluso cuando ésta sea muy dolorosa.
La verdad viste a los valientes
El decir la verdad con el riesgo de perderlo todo, resulta un acto que solo asumen los valientes y esto de por sí lleva un mérito implícito, que puede ser considerado al momento de tomar una decisión.
Mientras que si optamos por una mentira, no le estamos dando al otro la posibilidad de escoger sobre la realidad, sobre lo que es… Los engaños resultan caros, nos cuestan incluso los nexos más importantes de nuestras vidas. Porque el irrespeto se produce a través de múltiples aristas.
Luego, aquello que pretendemos ocultar porque pudiese lastimar o simplemente perjudicarnos, le agregamos el factor de la mentira, que le atribuye a lo que sea que esté pasando la posibilidad de un quiebre de confianza. La cual, como todos sabemos es un elemento imprescindible para que las relaciones personales tengan sustento.
El valor de la confianza
Si la mentira es descubierta y la confianza desquebrajada, de seguro el engaño tomará un papel protagónico, en donde los reclamos asociados a él y la decepción que le sigue serán los puntos sensibles en la relación afectada.
Cuando hablamos de relación, no estamos limitando el tema a relaciones amorosas, estamos refiriéndonos a cualquier vínculo en donde la confianza sea un punto importante.
Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga. Denis Diderot
Muchas veces la verdad no nos hará bien, nos lastimará, nos quebrará… Pero si se logra aceptarla y asimilarla, sobre lo que haya quedado se podrá construir algo interesante y sobre todo con fundamentos sólidos. Mientras que si lo hacemos sobre las mentiras, incluso cuando no sean descubiertas, al menos una parte sabrá que todo lo que va de ahí en adelante, está empañado y constantemente amenazado y obviamente desde allí no crearemos lo que podemos decir una relación ideal.
Defendiendo la verdad
En lo particular, prefiero la verdad sobre todas las cosas, que me den la oportunidad a mí de recuperarme, de ponderar, de entender… No comulgo con ningún engaño, ni justifico su presencia, incluso en los casos en donde hay mucho que perder. Cada quien debe tener la posibilidad de ubicarse en medio de parámetros reales y desde allí tomar las decisiones que más le convengan.
Sara Espejo
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