martes, 8 de agosto de 2017

La felicidad está allí esperando que vayamos por ella.

La felicidad está allí esperando que vayamos por ella.
La felicidad en su estado germinal es sólo una idea.
Hay infinitas posibilidades para las almas que se saben infinitas.
Hay personas felices.
Hay personas desdichadas.
Hay personas con una salud perfecta.
Hay personas con enfermedades crónicas.
Todas las posibilidades están como semillas.
En la gran inteligencia infinita.
El jardinero elige la semilla y la siembra.
La protege, la cuida y espera.
Que los procesos creativos operen a su velocidad perfecta.
Un maestro jardinero tiene una gran disciplina.
Si se distrae, si descuidad su jardín.
Se llenará de malezas y ya no será el bello jardín que tenía en mente.
Es relativamente fácil manejar semillas.
Ya que son consistentes y palpables.
Pero los pensamientos son más sutiles y sin forma.
No es tan fácil manejar pensamientos como semillas.
Por eso el jardinero de la mente debe ser mucho más disciplinado que el jardinero que cultiva flores.
Nosotros somos los jardineros de nuestra propia mente.
Sin disciplina los pensamientos se colarán y se mezclarán caóticamente en nuestro inconsciente.
Y germinarán las cosas que no deseamos, que más tememos y que más aborrecemos.
Porque el inconsciente reproduce aquella información que se envía con potentes emociones y sentimientos.
Durante el tiempo suficiente como para manifestarse.
En el mundo de las formas.
Para que el pensamiento de la felicidad.
Germine, crezca y de hermosos frutos.
Es necesario aquietar la mente.
Con una potente auto disciplina.
Por ello es necesario practicar meditación.
Tener una dieta de calidad óptima.
Definir nuestros pensamientos promotores.
Y cuando alcancemos la experiencia suficiente.
Podremos crear toda la felicidad.
Toda la salud.
Todo el éxito.
Toda la prosperidad.
Que deseemos con pasión arrolladora.
Para nosotros, para todos los seres que amamos.
Y para la salud de toda la humanidad.


- Martín Macedo-

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