Todos los espirales tienen un centro y una periferia.
En la periferia el movimiento es lento (yin).
En el centro el movimiento es rápido (yang).
Las personas yin se mueven lentamente.
Las personas yang se mueven rápidamente.
La fuerza de atracción aumenta en la medida en que nos posicionamos cerca del centro.
Los jóvenes son yang.
Y tienen una mayor velocidad.
En el deporte de competencia la velocidad es fundamental.
Cuando un ciclista pierde velocidad se debe retirar de la competencia.
Cuando un atleta pierde velocidad deja de ser centro de atracción.
Si el avión no acelera a fondo no consigue separarse del suelo.
La primera mitad de la vida es yang.
La segunda mitad es yin.
Los habitantes de la primera mitad abusan de su poder magnético y se sienten atraídos por el yin extremo.
Y si no son sabios, su magia dura unos breves años.
Su éxito se extingue pronto y lo atribuyen a la edad avanzada.
Los habitantes de la segunda mitad buscan el yang en forma de terapias y recetas “milenarias”.
El dominio de los secretos del yin y del yang.
Las técnicas de cocina basadas en este orden.
Permiten crear la fuerza infinita a cualquier edad.
Atracción infinita a cualquier edad.
Salud infinita a cualquier edad.
Podemos elegir en qué órbita de la espiral deseamos habitar.
Nos mudamos allí y nos quedamos dando vueltas.
Tanto tiempo como nos plazca.
Así de poderosa es esta comprensión.
La infinita ventaja de conocer los secretos de la vida macrobiótica.
Pero muchos creen comprender y sólo tienen un entendimiento superficial.
Porque han leído algunos libros y han hecho algunos cursos.
La verdadera comprensión sólo se consigue junto a los grandes maestros.
Porque sólo un gran maestro te dará la fuerza para que tu avión consiga despegar.
-Martín Macedo-
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