lunes, 17 de mayo de 2021

La importancia de crear tu marca personal

 El título universitario fue en el siglo XX lo que la marca personal será en el XXI. Quien quiera gozar de ingresos económicos abundantes y recurrentes en la nueva era, más le vale empezar a desarrollarla.

Las reglas de juego del mundo profesional están cambiando a pasos agigantados. Hace muchos años que estudiar un título universitario no garantiza ningún puesto de trabajo estable, algo que, por otro lado, también está en vías de extinción. El nuevo mercado laboral es cada día más flexible, incierto e inestable. Los contratos indefinidos están dando paso a los contratos temporales. Si bien en la Era Industrial la mayoría trabajábamos como empleados, en la emergente Era del Conocimiento la mayoría nos convertiremos en profesionales autónomos,  freelancers emprendedores.

Sea cual sea nuestro rol laboral, estamos todos condenados a crear nuestra marca personal. Principalmente porque ésta va a determinar, en gran medida, la cantidad y la frecuencia con la que percibimos ingresos económicos. De hecho, quien siga creyendo que su valor como profesional depende que lo que estudió o del nombre de su cargo actual, es bastante probable que pronto quede obsoleto.

Dado que el mundo empresarial y profesional es cada vez más cambiante y competitivo, hemos de aprender a diferenciarnos y hacernos más visibles a través de nuestra marca personal. Principalmente porque las denominadas “marcas blancas” apenas van a tener posibilidades de adaptarse y sobrevivir en esta nueva era. Ha llegado el momento de espabilar y de reinventarnos. Y esto pasa, en primer lugar, por cambiar de actitud y modificar la forma en la que nos relacionamos con el mercado laboral.

QUÉ ES LA MARCA PERSONAL
“La marca personal enlaza tu personalidad, tu pasión y tu talento con una propuesta de valor para un nicho determinado, dejando claro qué es exactamente lo que te diferencia de los demás”
TOM PETERS

Y entonces, ¿qué es la marca personal? Procede del inglés “personal brand”; se trata de la percepción que la gente que nos conoce tiene de nosotros. Es lo que las personas con las que nos relacionamos piensan y dicen acerca de quiénes somos. Y en definitiva, la huella que dejamos en los demás cuando interactuamos con ellos. Llevado al terreno profesional, alguien goza de marca personal cuando es reconocido fácilmente como un experto o referente en algún ámbito de especialización.

Y es que hoy en día no basta con ser excelentes profesionales. Es igual de importante –o incluso más– que seamos percibidos como tales de forma pública por las personas que forman parte de nuestro sector. De ahí la importancia de tener una web personal y saber utilizar sabiamente las redes sociales para darnos a conocer a nuestra audiencia, compartiendo parte de nuestro conocimiento de forma gratuita. En este sentido, el sabernos comunicar es clave.

Aquellos profesionales que tienen mucha marca personal son los primeros que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en alguna profesión en concreto. Al haberse sabido posicionar en sus respectivos sectores, tienen muchas más oportunidades de ser contratados y, en consecuencia, de generar ingresos económicos abundantes y recurrentes.

Además de diferenciarse de su competencia, quienes gozan de marca personal cuentan con mucha más credibilidad y confianza por sus potenciales clientes, ya sean empresas o particulares. No en vano, son percibidos y reconocidos como expertos con mucho conocimiento sobre un tema en concreto. Y esto provoca que en vez de tener que salir a buscar clientes, estos los busquen directamente a ellos, generando, a su vez, que sus oportunidades de negocio crezcan exponencialmente.

LA IMPORTANCIA DE SER AUTÉNTICO
“La gente se ríe de mí porque soy diferente y yo me río de ellos porque son todos iguales”
KURT COBAIN

Hoy en día crear nuestra marca personal es el equivalente a lo que fuera en el siglo pasado estudiar un título universitario y contar con un buen currículum vitae. La disciplina que rige este proceso creativo se llama “personal branding”, un término que se atribuye al experto en management estadounidense, Tom Peters, quien en 1997 escribió un artículo titulado “La marca llamada tú”.

El personal branding consiste en aplicar sobre una persona el conjunto de métodos, procesos y técnicas que habitualmente se utilizan para crear una marca empresarial. De forma simplificada, nos permite crear nuestra tarjeta de presentación profesional, dando como resultado nuestra marca personal. Y entre otras cuestiones, trabajar nuestro personal branding implica conseguir que nuestros clientes potenciales (nuestro nicho) sepan que existimos, nos consideren un experto en nuestro ámbito de especialización y entiendan de qué manera les podemos ayudar a resolver sus problemas y satisfacer sus necesidades.

Cabe señalar que el mundo del marketing está plagado de vendehúmos que se las ingenian para emplear estas mismas técnicas para parecer expertos sin serlo realmente. De hecho, muchos de ellos compran fans, seguidores y likes en las redes sociales, algo que puede desenmascararse fácilmente al constatar la poca interacción que tienen sus publicaciones.

De ahí la importancia de construir una marca personal de forma consciente, movida por valores como la autenticidad, la honestidad, la generosidad y la integridad. En esencia, hemos de procurar que lo que mostramos acerca de nosotros sea un fiel reflejo de quiénes somos de verdad. Y no sólo eso: a su vez, es fundamental que el valor añadido que decimos que podemos aportar a nuestros potenciales clientes esté acorde con nuestra inteligencia y nuestra competencia. Más que nada porque internet no olvida, y si engañamos a nuestra audiencia sufriremos las consecuencias en formato viral.

Y como todas las cuestiones importantes de nuestra vida, el primer paso es siempre el más difícil. En este caso consiste ni más ni menos en creer en nosotros mismos, descubriendo quiénes verdaderamente somos y atrevernos a decirle al mundo en voz alta para qué servimos. De este modo cosecharemos un éxito más allá del éxito: alinear nuestra marca personal con nuestro propósito vital.

Borja Vilaseca

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