martes, 6 de febrero de 2018

Siento que una fuerza infinita me impulsa cada mañana


Siento que una fuerza infinita me impulsa cada mañana.

Una voluntad de hierro.
Una pasión gigantesca.
Una confianza que crece cada vez más.
Mi salud es cada vez más fuerte.
Y la felicidad que experimento no deja de aumentar.
Mi sueño se está cumpliendo.
Esto está ocurriendo desde que asumí que soy parte de algo gigantesco.
Ya no soy un individuo luchando para ser alguien en el mundo.
La meditación, la nutrición de mi cuerpo y alma, me llevaron naturalmente a esta asunción.
Me he fundido en el infinito.
Ya no hay miedo porque no tengo comienzo ni fin.
Tengo todo lo que imagino, porque yo me auto regalo todo lo que visualizo.
No soy especial.
Todos nosotros podemos perfeccionar nuestra forma de percibir nuestra vida y el mundo en el que vivimos.
El desarrollo personal.
La expansión de la conciencia hasta que se terminen los límites.
Cuando comprendemos que somos el mismo amor infinito, se terminan el miedo y las creencias limitantes.
Sólo hay que curar la enfermedad de la comprensión.
La poderosa ilusión de que somos seres separados del universo.
Separados de la grandeza, separados de la belleza de todas las formas, separados de la abundancia, separados de la salud infinita.
Somos tan grandes como la salud de nuestra auto imagen.
El día en que comprendamos que somos la mayor grandeza experimentando la mayor pequeñez.
Ese día comenzará la vida, la gran vida, la vida infinita.
Y en la vida infinita todo es grande.
Incluso lo que parece pequeño.
Y por eso vivimos en un estado constante de gratitud.

- Martín Macedo-

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