viernes, 23 de febrero de 2018

La comunicación: Una preciosa artesanía

La comunicación es un proceso de acerca-miento entre personas que dedican a ello tiempo, presencia, constancia, compromiso…las herramientas que utilizamos para ello son la mirada, la escucha, la palabra y las emociones.

La mirada es condición esencial de la comunicación, y esto trasciende el ejercicio fisiológico de ver. Mirar es registrar al otro/a, reconocer su presencia, sus transformaciones, sus expresiones. Es no darlo por visto, aunque se esté a diario y durante muchos años junto a esa persona. 

Mirar es re descubrir cada vez, asombrarse de esa presencia conocida y a la vez nueva. Es asomarse a un universo siempre infinito que puede sorprendernos en cualquier momento con un matiz nuevo o que no habíamos advertido. 

Puede ocurrir que nada haya cambiado desde la última vez, excepto nuestra mirada, o nuestro estado de ánimo, y entonces veremos algo distinto o desconocido. 

Para mirar de ésta manera se requiere tiempo y deteni-miento hay que quitar los ojos de esa pantalla en la que buscamos ávidos/as un nuevo mensaje de texto o en la que espiamos el Facebook de alguien mientras somos espiados a nuestra vez.
La escucha en el proceso de la comunicación real va bastante más allá de lo que registra el sentido del oído. Es un acato de reciprocidad de amorosa reciprocidad. “Escuchar es mucho más que dejar hablar al otro mientras dejamos que nos dé la oportunidad de responderle”, nos advierte Henri J.M. Nouwen (1932-1996). “La belleza de escucha r es que los otros comienzan a sentirse aceptados, empiezan a tomarse sus palabras más en serio y a descubrirse su yo verdadero”, agrega. Es, finaliza Nouwen, darle al otro/a una bienvenida en nuestro propio Ser…
La palabra es una poderosa herramienta…Es una creación humana, una maravillosa invención para salir de la separatividad. Es un reflejo de nuestra interioridad, ordena y da volumen al pensa-miento, bautiza las emociones. Es clara cuando hay claridad en nuestra mente, acaricia cuando conecta con el afecto de nuestro corazón hiere cuando la dirigen el odio o el resenti-miento, distorsiona cuando parte de la intención de engañar o manipular…

La palabra crea al mundo y lo refleja. … aunque en un acto de verdadera comunicación, el silencio enriquece y no intimida, alimenta la atmósfera, en el se aprende también a confiar…

- Sergio Sinay-

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