lunes, 22 de enero de 2018

Una "enfermedad": poderoso trampolín hacia la salud infinita

Si yo tuviera una "enfermedad" incurable la convertiría en un poderoso trampolín hacia la salud infinita.
Sería mi pasaporte a la inmortalidad.
Mi escalera hacia la fuerza infinita.
Mi mayor fuente de inspiración.
El más potente motivo para trabajar con una pasión infinita en la construcción de la mejor versión de mi mismo.
En alguien capaz de convertir la desgracia en la mayor felicidad.
Nada escapa al orden de yin y yang.
Podemos cambiar las palabras, pero la realidad seguirá siendo dual...antagónica y complementaria.
Con voluntad y persistencia todo lo yin se puede transformar en yang....todo lo yang se puede transformar en yin.
Pocos consiguen comprender el alcance y tremendo poder de estas palabras.
Si la enfermedad es la gran oportunidad de llegar a dominar este principio de las transformaciones.
La enfermedad se convierte en una gran oportunidad para convertirnos en los más poderosos sanadores del mundo.
Pero primero debemos auto curarnos.
Antes de salir al mundo a salvar a la gente.
Los mejores consultores del mundo son los que han atravesado abismos tenebrosos y han convertido la mayor infelicidad en la mayor felicidad.
Ahora entiendo que la mayor infelicidad y la mayor felicidad forman parte de una continuidad, de una rueda que de una lado se llama de una forma y del otro lado se llama de la otra.
No se pueden separar porque son uno.
Son idénticas sólo se necesita el factor tiempo y un sentido de dirección.
Pero quien no comprende le teme a la enfermedad y al dolor y los quiere erradicar sea con medios físicos, sea con medios químicos.
Entonces destruye toda la rueda y al final se queda sin la felicidad que tanto desea.
Los más fuertes tarde o temprano caerán.
Los últimos, los más desgraciados, los más débiles serán los próximos monarcas.
Los más fuertes deben tener cuidado porque están próximos a caer.
Y los más débiles deben celebrar su inevitable ascenso hacia la gloria.
Pero no comenzarán a subir mientras sigan creyendo que su derrota es permanente.
Hasta que no comprendan que lo único permanente es el cambio y que ésta es una ley absoluta.
Que garantiza a su debido tiempo la felicidad y la salud infinita a todos los que verdaderamente la desean.

- Martín Macedo-

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