"No estamos aquí como seres humanos que tienen una experiencia
espiritual, sino al contrario. Somos seres espirituales e infinitos que tienen una experiencia
humana temporal".
El 99.999% del átomo está vacío.
Los ojos no pueden ver el vacío.
No fueron hechos para ver el vacío.
Sino para ver lo denso.
Para que no nos caigamos desde un acantilado.
Para que no nos choquemos contra las paredes.
Y cuando se debilitan consultamos al oftalmólogo.
O desde lo alto de la Torre Eiffel.
Los ojos son maravillosos.
Los ojos nos muestran maravillas indescriptibles.
Quien pasa muchos años para estudiarlos a fondo.
Y si nos asombramos ante el 1.111%.
Nuestro corazón no podría soportar una emoción tan estremecedora.
Entonces las lágrimas se desbordarían de emoción si pudiéramos percibir el 99.999%.
Porque el vacío no está vacío.
Porque la inteligencia infinita está tanto en la partícula como en el vacío.
La ciencia que sólo estudia el 1.111% ahora reconoce que en el vacío hay información.
Que hay energía inteligente.
Y que el vacío crea y controla a las partículas.
Las creencias nos hacen grandes o pequeños.
Nuestra fuerza no está en lo que se ve.
Sino en lo que no se ve.
Las ideas mueven a los hombres.
Porque lo que no se ve controla a lo que se vé.
La fe mueve montañas.
Sin evaluar debidamente la belleza del alma.
Por ello el valor de un ser humano no está en lo que se ve.
Sino en lo que no se ve.
Y sin embargo la mayor parte de las veces.
Nos dejamos encandilar por la belleza de las formas.
Por eso en mi práctica médica.
Y porque la voluntad infinita está en el vacío.
Sigo el consejo de sensei Ohsawa.
Primero curo el alma.
Para luego ocuparme de la carne y los huesos.
Porque la fuerza de la curación reside en el alma.
- Martín Macedo-
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