El entusiasmo es un ingrediente clave en la fórmula para realizar
milagros.
Si estás deprimido, dubitativo o cínico cuando buscas un milagro, ese
viejo espejo en el cielo reflejará tu depresión, duda o cinismo. Esto significa
que no hay milagro.
Si estás hundido en una crisis y quieres meditar, orar y rediseñar tu
carácter para provocar un milagro, requieres además despertar en ti un tremendo
ENTUSIASMO y una gran CERTEZA. Es determinante que convoques todas aquellas
emociones que experimentarías si el
milagro estuviera delante de tus narices.
El punto está en comportarte como si el milagro ya fuera real.
Requieres encender el mismo entusiasmo y la misma felicidad que vas a tener
cuando estés sosteniendo el milagro en tus propias manos.
¿POR QUÉ? PRESTA TODA TU ATENCIÓN:
Si tu
certeza y entusiasmo ya se encuentran en el mismo nivel que en el futuro –
cuando el milagro lo recibes verdaderamente – entonces el espejo del cielo, ese
Reino del 99 por ciento, te reflejará de vuelta ese mismo entusiasmo y certeza
AQUÍ Y AHORA. Y la única forma en la que el Reino del 99 por ciento puede
lograr que estés tan entusiasmado y seguro es…
ENTREGÁNDOTE EL VERDADERO
MILAGRO!
Tranquilo, tranquila, esta
técnica lleva un tiempo comprenderla.
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