lunes, 22 de enero de 2018

La salud es una decisión


La salud es una decisión.

Porque la salud comienza en la mente.
Y las decisiones se toman con la mente.
Una salud pobre es también una decisión.
Una salud infinita es una decisión diferente.
La salud no depende de la suerte ni de la genética.
La salud no depende de la edad ni de la situación económica.
La salud consiste en tomar la inquebrantable decisión de vivir con la naturaleza y estar dispuestos a dar la vida por ella.
Porque el cuerpo surgió de la tierra y regresará a la tierra.
La tierra es un ser altamente inteligente.
Todos los días nos sostiene, nos alimenta, nos da agua y oxígeno para respirar.
Por eso la tierra es una madre.
Aunque la tratemos con indiferencia, la contaminemos y la vendamos a trozos como si fuera una tela.
Ella nos sigue dando sin falta nuestra comida animal o vegetal con infinito amor y entrega.
Nos perdona cada día y nos vuelve a dar lo mejor.
Además la tierra es nuestra medicina.
De allí surgen las hierbas, los minerales, los materiales para construir todas las medicinas del mundo.
Nuestro cuerpo es una proyección de la inteligencia de la tierra.
Y todas las formas de vida expresan la perfección de la inteligencia de la tierra.
Por lo tanto la salud es lo natural.
Y la enfermedad es lo artificial.
Sólo la mente del hombre puede enfermar al hombre.
Los animales y vegetales no tienen una mente tan desarrollada y son incapaces de vivir fuera de su instinto.
Su instinto los sumerge en la salud absoluta y no pueden escapar de ella.
Por eso toda enfermedad es una enfermedad de la comprensión.
Unas creencias construídas por la inteligencia del ego.
Que llevan a los hombres y mujeres a intentar vivir por encima de la naturaleza.
La naturaleza ingresa al medio interno en forma de alimento.
Si el alimento es óptimo la salud se establece sin forcejeos.
Pero si el alimento no es el adecuado habrá que hacer correctivos frecuentes para intentar que el cuerpo funcione aunque sea precariamente.
Estos correctivos se llaman medicinas y cirugías.
Cuando la mente comprenda que formamos parte de un gran organismo viviente nuestras células comenzarán a resonar con todas las células del mundo.
Y todo el poder del mundo habitará en nuestras células.
Y nuestros cuerpos expresarán ese poder en todos sus gestos.

- Martín Macedo-

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