Pide cosas infinitas.
Salud infinita, voluntad infinita, felicidad infinita, prosperidad infinita, pasión infinita, habilidad infinita.
Tu lado infinito las necesita.
Si prefieres vivir una vida "sensata" y "equilibrada" estás en tu derecho, pero no podrás ser completamente feliz.
Estarás viviendo contra tu naturaleza.
¿Dónde termina tu capacidad de amar?
¿Dónde termina tu alma?
¿Cuál es el límite de tu audacia?
No se pueden medir en kilómetros o en millas o encerrar en una gran bolsa plástica.
Cuando un futbolista o gran atleta lo "da todo", no se pone limitaciones, va por su objetivo deportivo, arriesgándolo todo, poniendo toda su alma y todo su cuerpo.
Y los espectadores aplauden y se emocionan.
Y lo llaman un "grande".
Los grandes apuntan al infinito, viven en la dimensión infinita donde no hay restricciones ni miedos.
La grandeza y el miedo no pueden coexistir.
Por eso en la gran salud no hay miedo.
Si haces una buena dieta, si tomas las mejores clases en las mejores escuelas pero sigues con miedo, entonces no te has conectado con tu grandeza.
Para ser felices debemos pasar más tiempo viviendo en nuestro lado infinito que en el lado físico lleno de límites.
Tenemos la doble nacionalidad.
Si Ronaldo o Pelé en su mejor momento deportivo jugara a un 10% de su potencial, se sentiría muy infeliz y frustrado.
Y la hinchada protestaría y se sentiría engañada y traicionada.
Porque ellos han venido al estadio a ver a un dios.
A un ser que la "rompe", porque maneja un nivel de energía que es super humano.
Tan poderosa es su energía que la gente la percibe y al recibirla se sienten animados y "grandes".
Han venido a beber sorbos de grandeza.
Han pagado por ello.
Y lo harán cada domingo, porque es más fácil recibirlo de un grande que explorar en el propio infinito personal.
Por ello sólo estaremos satisfechos cuando vivamos de acuerdo a nuestra mejor versión; lo que nos hará sentir felices y que animará y hará felices a nuestros hermanos.
Por eso pidamos la fuerza infinita para poder manifestar ese lado grande e invisible que todos tenemos en las profundidades del alma.
Y la práctica hace al maestro.
-Martín Macedo-
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