La edad es sólo un número.
La edad no es una realidad biológica.
Porque la realidad biológica depende de los hábitos.
De la sabiduría de cada uno para fortalecer o debilitar su cuerpo.
Pero la mayoría vive sin sabiduría.
Se entrega a los bajos juicios y come y bebe según el apetito.
Esto me apetece, esto no me apetece.
La vida es corta y los gustos hay que dárselos en vida.
Este es el juicio del segundo (sensorio) o tercer nivel (sentimental).
Cuando la gente vive así, a los 40 ya es mayor.
A los 60 ya es un anciano.
Entre los 20 y los 30 se expresa una salud formidable porque la máquina no está todavía dañada.
A esa edad hay arrogancia e insensatez.
Se consumen drogas, se abusa de alcohol, se duerme poco y mal, se cometen todos los excesos.
Entonces la gente valora la calidad biológica en base a la edad.
Ahh tiene 45 años, es demasiado mayor para empezar un negocio.
Ahhh tiene 70 ya está para jubilarse.
Neymar tiene 30 y está acabado.
La mayor parte de los futbolistas de 34 o 35 años se deben retirar por las constantes lesiones.
Se vuelven frágiles y se pasan en la enfermería.
Los dirigentes del club pierden dinero con ellos y los transfieren o les piden que se retiren.
¿Será por la edad?
No; se debe exclusivamente a su realidad biológica.
Porque si la realidad biológica fuera la salud infinita, no importaría la edad.
Pero si hay debilidad física, aún con una edad de 21 o 22 años son tratados igual que los futbolistas de 38.
La vida infinita no se jubila.
La vida infinita no se retira.
La vida infinita no envejece.
Pero la vida infinita necesita un receptor donde manifestarse.
Y ese receptor puede dañarse cuando se quiebra el Orden del Universo.
La vida infinita siempre será infinita.
La salud infinita siempre será infinita.
Pero aún el mejor avión del mundo no puede aterrizar si la pista está dañada.
Entonces arreglemos la pista.
Para que lo grande pueda aterrizar y mostrar su belleza.
-Martín Macedo-
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