jueves, 14 de abril de 2022

La boca es una puerta hacia el infierno o hacia el Reino de los Cielos

 La boca es una puerta hacia el infierno o hacia el Reino de los Cielos.

Allí el infinito se convierte en finito, se hace carne... se condensa.
Pero en el infinito hay de todo.
Están todos los colores, todos los sonidos, todas las ideas, todos los sueños, todos los miedos.
Cada día la boca toma un poco del infinito.
Un poco de agua, un poco de alimento, oxígeno.
Y envía palabras al Universo.
El ser humano es el único animal que puede enviar palabras al Universo.
Ni el león ni el águila pueden hacerlo, por mucho que lo intenten.
Es un privilegio destinado únicamente a los hijos de Dios.
Dios creó el mundo sólo con palabras..."y dijo Dios...que habiten peces en los mares....y así fue".
Los hijos de Dios también deben crear usando las palabras.
Pero muchos hijos e hijas usan la palabra con una total ingenuidad y así la mente subconsciente recibe estas semillas y procede a darles forma.
Toda forma procede de una palabra y toda palabra procede de un pensamiento.
Y pensamos con imágenes...así que los que disciplinan sus mentes pueden crear el Reino que han imaginado.
Pero los que no tienen esa disciplina crean por defecto, en base a contenidos que no son de ellos sino que se han implantado allí por sus padres, maestros, clérigos y otras figuras influyentes.
Usan las palabras que les enseñaron a usar, creen en lo que les enseñaron a creer y esa es la calidad de su siembra.
Siguen las comidas tradicionales, las creencias tradicionales, los hábitos tradicionales, los programas tradicionales.
Y así son esclavos de programas ajenos que se implantan cuidadosamente en la siguiente generación y que se conoce como "educación".
Se pone un enorme cuidado y esmero en dar la mejor educación.
En mi caso se me educó en el catecismo desde los 4 años cuando recibía educación religiosa en un colegio de monjas.
Cada domingo a misa, sin faltar jamás y luego una recompensa muy esperada....una rica cena con salchichas y cerveza para toda la familia.
Pero no era feliz y a los 16 me rebelé, dejé la misa y las salchichas para comenzar mis estudios del Orden del Universo.
Sin embargo esos viejos programas no son fáciles de cambiar.
Por esa razón, el simple cambio de hábitos alimenticios no es suficiente para alcanzar la salud infinita.
Hay que limpiar el subconsciente infinito de tanto residuo acumulado por generaciones de programaciones limitantes.
Por eso hay que comenzar cuanto antes.
Porque la tarea es inmensa y urgente.
En el infinito están todos los pensamientos y todas las fantasías.
Y al igual que un jardinero sabio, cada mañana elegimos las semillas que vamos a sembrar para a su debido tiempo tener el jardín más bello del mundo.

-Martín Macedo-

No hay comentarios:

Publicar un comentario