lunes, 1 de mayo de 2017

Nuestro sistema inmune está diseñado para ser invencible

Me preguntan algunas personas sobre las vacunas. Estamos en otoño en el hemisferio sur. Se viene la gripe estacional. Las autoridades sanitarias imponen una gran presión sobre la población para que reciba la vacuna de la gripe. Para estar “protegidos”.

También se insiste mucho en que las niñas reciban la vacuna contra el HPV. Hace poco una joven amiga me consultó por una infección de este virus. Fue a su especialista y le hizo el diagnóstico: “tu tienes el HPV”. ¿Has vacunado a tus niñas? No. “Es imperdonable que no vacunes a tus hijas”. Y la culpabilidad se apoderó de esta joven mujer. Pensando que era una mala madre al no proteger a sus hijas contra este virus. Y yo le dije que si de verdad ama a sus hijas no las exponga a los riesgos graves que tiene recibir esa vacuna.

En muchos países hay juicios contra las farmacéuticas. Por casos de parálisis y otras secuelas neurológicas permanentes al recibir la vacuna contra el HPV. Cada cual con su creencia. Los que creen que la vacuna otorga una protección la promoverán con todas sus energías. Los que creemos que la vacuna no protege, sino que contamina y agrede lo haremos con igual pasión.

Este es un mundo de antagonismos complementarios. Siempre habrá dos opiniones diametralmente opuestas sobre todo asunto en cuestión. En mi opinión la vacuna no protege de nada. Genera una estimulación al hacer creer al sistema inmune que está siendo invadido. Eso activa temporalmente el sistema de defensas. Ese es el único beneficio.

Pero también se inyectan varios químicos altamente nocivos como aluminio, formaldehído y mercurio. Si la sangre es de mala calidad, debido a una alimentación anti natural. La protección de la vacuna será efímera y no funcionará. El sistema inmune está contaminado y debilitado y ninguna vacuna lo fortalecerá. Pero si nuestra dieta es excelente y nuestros hábitos crean una salud poderosa. Nuestro sistema inmune nos protegerá contra cualquier patógeno.

Porque ha protegido a nuestros ancestros durante cientos de miles de años. Nuestro sistema inmune está diseñado para ser invencible. Cuando debilitamos nuestra salud, los patógenos están de fiesta en nuestro organismo. Pero si nos fortalecemos no nos molestarán. Porque su misión es destruir lo que se ha vuelto decadente. Y aumentar la fuerza del diseño original. Para que su perfección aumente con cada generación.


-Martín Macedo-

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