El origen psicológico de la culpabilidad radica en el hecho de que nos juzgamos a nosotros mismos, en la sensación de que hemos hecho algo mal.
La culpabilidad es rabia contra nosotros mismos, la rabia que surge cuando violamos nuestro sistema de creencias.
La mayoría de las veces, este desafortunado juicio hacia nosotros mismos procede de lo que nos enseñaron cuando éramos niños.
El senti-miento de culpabilidad proviene de nuestra niñez, porque nos educaron para ser “prostitutos”. Eso puede parecer duro, pero es cierto. Cuando utilizo la palabra “prostituto”, me refiero al modo en que, de niños, nos vendíamos de forma simbólica para obtener el afecto de los demás.
En general, nos enseñaron a ser niños y niñas buenas y a complacer los deseos de los demás en lugar de enseñarnos a formar propias fuertes.
En realidad, no se nos anima a ser independientes o interdependientes, sino a ser codependientes, a considerar que la vida y las "necesidades" de los demás son importantes y a descuidar las nuestras. Esta decisión no es consciente, y a menudo no sabemos cómo satisfacer nuestros propios deseos legítimos para ser felices.
Un síntoma evidente de esa codependencia es nuestra incapacidad para decir no. Se nos enseña que si accedemos a las peticiones de los demás les caeremos bien.
Muchos padres se sienten desgraciados cuando sus hijos les dicen que no, cuando en realidad es maravilloso que aprendan a decir que no en los momentos adecuados. Todos deberíamos aprender a decir que no, pronto, alto y claro.
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