jueves, 14 de octubre de 2021

Todos nos estamos moviendo ahora mismo en espirales.

 Todos nos estamos moviendo ahora mismo en espirales.

Nada puede escaparse de estos espirales.
No es posible quedarse en el mismo sitio; uno avanza siempre, más rápido o más lento hacia el centro o hacia la periferia del espiral.
Pero si no hay conciencia, si no hay una comprensión de esta realidad sutil espiraloide por una educación demasiado formal o por descuido en el estudio de estas leyes, estos espirales nos pueden llevar al desastre.
El movimiento hacia el centro del espiral es yang.
El movimiento hacia la periferia es yin.
Ya la respiración es un movimiento hacia afuera o hacia adentro.
Beber una taza de té también lo es.
Masticar cuidadosamente un trozo de pan también lo es.
Nada escapa a estos omnipotentes espirales.
El drama surge de no percibir esta realidad.
A veces estamos muy embrutecidos, muy insensibles para percibir.
Pero la mayor parte de la humanidad vive al margen de yin y yang.
Y no entiende nada.
La ciencia trata de crear fórmulas o teorías para intentar entender esta dinámica espiraloide.
La gente sólo quiere tener éxito.
Quiere alcanzar sus deseos, es decir desea triunfar.
El camino hacia el éxito es el camino hacia el centro de la espiral.
Se necesita una gran cantidad de impulso yang para llegar al centro.
Porque ambas fuerzas operan simultáneamente todo el tiempo, en cada organismo, en cada célula.
Sólo una gran voluntad, una gran decisión puede crear esta tendencia hacia el centro.
Cuando se tiene una genética fuerte, buena salud, un deseo intenso, definido y suficiente vitalidad se alcanza rápidamente el centro.
Entonces llega el ansiado éxito; en el campo laboral, en el campo deportivo, en el campo financiero, en temas de relaciones felices.
Pero cuando no se entiende esta dinámica espiraloide, el situarse en el centro del espiral (yang extremo) se vuelve extremadamente peligroso.
Cuando alguien alcanza fama, notoriedad o grandes riquezas económicas se experimenta una situación yang extrema y desea desesperadamente un yin extremo para relajarse, para sentir alivio.
Es como caminar sin agua por el desierto durante 24 hs.
Cuando se llega al oasis hay un gran peligro si se toma una gran cantidad de agua o cerveza de golpe.
O cuando alguien hace un ayuno de 21 días y lo rompe con frituras o comidas rápidas con gran avidez y en gran cantidad.
Puede enfermar gravemente o incluso morir.
Así pasa con muchos famosos.
Las presiones, las grandes responsabilidades, la falta de privacidad como le ocurre a las súper estrellas del deporte como Michael Jordan los lleva fácilmente al alcohol o las drogas.
O como le ocurrió a Britney Spears que al llegar a los 30 comenzó a engordar en forma explosiva y vive ocultándose para que no le saquen fotos, los ávidos paparatzi.
Como los estudiantes de yin y yang conocen los espirales y pueden utilizar el yang infinito o el yin infinito para lograr todos sus deseos, me parece conveniente de advertir del peligro de estar en la cima o lo que es lo mismo en el centro del espiral.
El yang extremo es como el verano en Sevilla, infernal y caliente.
Pero los sevillanos han aprendido a adaptarse y sobreviven.
Pero si un alemán va de vacaciones a Sevilla no aguantará tanto yang y podrá yinnizarse de golpe y tener un fallo cardíaco.
De la misma forma alguien que nunca fue tan exitoso, un día se encuentra con un gran éxito y con sus poderosas implicaciones y no sabrá como manejarlo y podría caer en el descontrol en sus alimentos perdiendo así su salud y su éxito.
Así que estemos precavidos.
Al llegar a la cima debemos seguir siendo estrictos, muy disciplinados.
Y así podremos quedarnos allí mucho tiempo.
Mucho más que los que ignoran esta realidad espiral.

-Martín Macedo-

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