martes, 26 de octubre de 2021

Buscamos la felicidad.


Buscamos la felicidad.

Pero la buscamos en el sitio donde no está.
Entonces por mucho empeño que pongamos en la empresa no lograremos encontrar nada.
Porque partimos de una base falsa.
Buscamos la felicidad en el mundo externo.
Nunca en el mundo interno.
Pero el mundo externo es sólo un mundo de sombras, una muestra opaca de la luz infinita que es lo que realmente queremos.
Pero esa luz infinita se halla en el mundo interno y se proyecta como sombras en el mundo externo.
Nuestra civilización se ha vuelta demasiado práctica; es decir que lo que se puede percibir como concreto es lo valioso y el resto no vale nada.
Adora la manzana y escupe la semilla.
Esa adoración de lo concreto, de lo físico se debe a un exceso de yang resultado de siglos de una nutrición yang que adora los derivados animales y menosprecia los vegetales.
Se burla de los vegetarianos y los ridiculiza; los cataloga de ovejas dóciles y débiles que nacen para someterse y servir a los fuertes.
El hombre yang busca la felicidad en el mundo yang.
El hombre yin busca la felicidad en el mundo yin.
El hombre yang se siente feliz cuando ocurre algo en el mundo yang que lo hace feliz; entonces pone toda su esperanza de que ocurra algo en el mundo yang para hacerlo feliz.
Se siente feliz cuando los exámenes médicos dan normales y se descarta el diagnóstico que teme.
Depende de ese evento externo para sentirse feliz y sano.
Se siente feliz cuando obtiene una promoción en su trabajo.
Tiene que ocurrir algo en el mundo yang para acto seguido sentirse feliz.
Se siente feliz porque encontró una pareja.
Pero mientras no consigue pareja, no obtiene una promoción en su trabajo y el diagnóstico es inquietante....su vida no será feliz.
Le da el poder a eventos externos, esporádicos y fuera de su control para sentir un poco de felicidad.
Pero el hombre yin sabe que la promoción debe crearla primero en su mente.
Que la pareja ideal la debe formar primero en su conciencia.
Y que la salud perfecta comienza con su propia conducta personal.
No necesita que pase algo especial para sentirse feliz.
Es feliz por decisión propia al sembrar las semillas de la felicidad en su propia mente por iniciativa personal.
Como sabe que su mente posee la luz infinita y que esta luz proyecta su sombra sobre el mundo yang, sabe con absoluta certeza que si alimenta su mente con la imagen y la emoción de su deseo completamente realizado acabará proyectando su sombra en el mundo yang.
Entonces es feliz en la expectativa de lo que desea.
Esa es la definición de fé que nos dejó San Pablo.
La fe es la certeza de lo que se espera.
Espero lo mejor porque ya lo he creado en mi mente.
Y aunque el mundo yang me diga que no.
Yo sé que sí.
Porque el mundo yin está totalmente bajo mi control y allí todo es posible como en el mundo infantil donde la fantasía es tan real como la manifestación.
Por esa razón Jesús nos aconseja volver a ser como los niños.
Pero nos endurecemos y embrutecemos con tanto alimento yang que al final perdemos el estado de gracia.
Y por eso la nutrición macrobótica nos sutiliza y nos prepara para entrar al Reino de los Cielos.
Y ese es el mundo yin desde el cual se proyectan todas las sombras.
Incluso las sombras más bellas.

-Martin Macedo-




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