En el año 675 A.C. se difundía una plaga a través de todo el Japón.
Es difícil determinar exactamente el tipo de enfermedad, porque es una historia antigua y no hay registros completos de los síntomas. Pero parece que la plaga provino de Asia continental e incluía elevada fiebre y un cambio en el color de la piel; probablemente un tipo de plaga negra. Murieron miles pero nadie podía detenerla o frenarla. Aconsejado por un monje budista, el Emperador Temmu proclamó lo siguiente: “A partir de este día, no comáis carne de vaca, cerdo, aves o cualquier otra carne de animal doméstico. Esta ley es efectiva para siempre”.
Muy pronto se abatió la plaga y mejoró la salud de la gente. La ley se convirtió en una tradición japonesa y fue practicada durante 1200 años. Por supuesto hubo varias plagas, pero la tasa de mortalidad era menor que en China o Europa. A mediados del siglo XIX, llegaron los norteamericanos al Japón, iniciándose un intercambio comercial Los norteamericanos fueron los primeros en enseñar a los japoneses que la carne es buena para comer porque se la considera rica en los mejores nutrientes. Y así los japoneses comenzaron a comer carne.
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