“Lo que das, te lo das” es una vieja frase de origen oriental a la cual Alejandro Jodorowsky le añadió: “lo que no das te lo quitas”. Lo que uno entrega no lo entrega en una sola dirección, lo suelta en la corriente de la vida, la misma corriente que te nutre a ti. Negarse a dar, ser mezquino con la vida en cualquiera que sea la entrega que tenemos que hacer, cada uno con sus dones, equivale a perder algo fundamental.
Le preguntaron a Alejandro Jodorowsky: ¿Podría explicar como llegó a la conclusión de que «lo que das te lo das, lo que no das te lo quitas»?
Como Jung, creo que tenemos no sólo un inconsciente individual sino también un inconsciente colectivo. Y si es así, estamos todos unidos. Lo que yo pienso, todos lo piensan. Lo que todos piensan yo lo pienso. En nuestro cerebro vibran continuamente los otros cerebros. No hay una cosa y su contrario, sino todas las cosas al mismo tiempo, con sus infinitas gamas de matices.
Si los otros son yo, me dije, todo lo que les doy me es devuelto multiplicado.. Lo que no les doy, son oportunidades de las que me privo. El inconsciente colectivo está unido al planeta, es más, es producido por el planeta. La tierra forma parte de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu. Todo lo que les damos a los demás, fertiliza al planeta. Pero si guardamos en forma mezquina nuestros valores, no sólo dañamos a los seres humanos, sino también a los animales, a las plantas y al planeta entero.
Lo que damos nos es devuelto en múltiples dones: buen clima, frutos sanos, fertilidad, prosperidad. Lo que hacemos como daño, aunque sea psicológico, la naturaleza nos lo devuelve enviándonos cataclismos, tempestades, sequías, crueles cambios climáticos. Las mentes egoístas ensucian al mundo. Las mentes generosas pueden transformarlo en un hermoso jardín. (Palabras de Jodorowsky)
Somos ricos porque todos albergamos dones y nuestros dones son espirituales y por ello inagotables. Con esos dones participamos de la infinitud de recursos que la vida posee, incluidos los materiales. Dentro de este mecanismo la vida te retribuye siempre adecuadamente, pero si dejas de participar esta retribución se corta, perderás el favor de la vida, de una u otra forma.
“El universo no nos juzga, solo nos provee de consecuencias y de lecciones y de oportunidades para equilibrarnos y aprender a través e la ley de la causa y el efecto. Pero si tuviera que descubrir que el más pobre entre los mendigos y el más imprudente entre los ofensores están todos dentro de mí, y que o sobrevivo necesitando las limosnas de mi propia caridad; que yo mismo soy el enemigo que tiene que ser amado, ¿Entonces, qué?” -Carl G. Jung
Si te retraes, te escondes, te encierras, acorazas tu corazón, regateas, negocias, calculas, generas deudas, entonces te saldrás del verdadero flujo del dar y el recibir.
Podrías ganar de una manera ventajista, sacar provecho de tu actitud, acumular cifras en el “haber” propio y en el “debe” ajeno, pero entonces lo harías negándote a dar o escamoteando, sobrevalorando lo que diste o, al contrario, inundando con tu “generosidad” al otro para forzar un compromiso o alimentar una deuda con la que asegurarte la retribución.
Por miedo, interés, orgullo o ambición tu don dejaría de ser incondicional y algo, automáticamente, te quitarías del fluir renunciando a tu papel en la Vida, algo que podría terminar por arruinar cualquier logro temporal que genere tu actitud incorrecta.
Por falta de confianza en la Generosidad de esta vida podemos auto-excluirnos y quedar a merced del azar, desgobernados por el ego. Sabiendo esto, conscientes de nuestra riqueza y de la abundancia que nos rodea, ¿podemos tan siquiera plantearnos albergar ni un miligramo de mezquindad en nuestros corazones?
El placer de dar es sobre todo de la persona que da, compartir lo que tienes te eleva y de repente la vida tiene más sentido. Si, por la razón que sea (aprendizajes, creencias, miedo, etc.) no das, te pierdes este sentimiento de plenitud y conexión con los demás.
El objetivo de las personas que dan con el corazón no es recibir algo en cambio, pero al dejar una estela de luz y buena energía en sus alrededores, lo habitual es que con el tiempo les van llegando regalos, ya que la gente se recuerdan muy positivamente de ellos. Y así se cierre un círculo de energía positiva.
Lo que das, te lo das. Lo que no das, te lo quitas. Lo que haces para los otros, lo haces para ti mismo. Lo que sucede en el mundo, es para ti.