domingo, 13 de enero de 2019

La fe del niño es pura y no tiene límites.


Cuando un niño escribe sus peticiones a Papá Noel y cree que será atendido y complacido, está trabajando con el Poder Infinito.

Cuando un adulto formula sus pedidos a Papá Noel, no está seguro sobre si Papá Noel podrá financiar sus regalos.
Dependerá del precio y del dinero que le quede en su billetera mágica.
Trabaja con el mismo poder que el niño.
Pero el niño trabaja con un poder infinito sin restricciones.
Y el adulto debido a su mente lógica le pone un cerco.
Y cuanto más sabe, más se estrecha ese cerco.
Y se siente orgulloso de ser adulto y de haber aprendido a aceptar la "realidad".
La fe del niño es pura y no tiene límites.
Pero los adultos tienen fe en la "ciencia".
Y la ciencia sólo estudia lo que se puede ver, oler, tocar y pesar.
La ciencia sólo estudia la sombra, porque no puede ver la luz infinita.
La palabra infinito le atemoriza; no es algo que se pueda encerrar en un cofre o guardar en el banco.
Entonces el infinito queda fuera de la cuestión.
La medicina oriental es la medicina de la energía.
La energía es chi infinito e ilimitado.
La ciencia occidental sólo ve y trabaja sobre el cuerpo visible.
Y allí termina su esfera de acción.
Opera el cuerpo o le vierte fármacos a sus fluidos biológicos.
Y no puede hacer más.
Porque su mente se ha estrechado y rechaza el mundo sutil.
No lo puede comprobar científicamente.
Y la gente que cree en la ciencia termina aceptando los tratamientos antibióticos y quimioterapia tan debilitantes.
Esa es la razón por la cual la medicina moderna todavía no encuentra la cura para la mayoría de las enfermedades.
"Estamos investigando, la ciencia todavía no halló una cura".
Y así podemos estar 1000 años más.
Porque mientras se desprecie el componente no visible de la ecuación, lo que queda para "investigar" es la parte menor, la sombra, el cono visible del iceberg.

-Martín Macedo-

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