Cada vez que voy al supermercado, a uno de los más grandes de la ciudad de Montevideo, siento que estoy en una galería de arte.
Hay infinitas opciones, desde alimentos procesados hasta alimentos orgánicos certificados.
Frutas tropicales, frutas de zona templada, otras traídas de Chile o Brasil.
Y en esta galería de arte se apiñan los artistas que cuidadosamente eligen los colores con que pintarán sus obras de arte.
Todos somos creadores, no podemos dejar de crear.
Pensar ya es crear....un pensamiento que se toma en serio, que se lo mantiene en la mente durante suficiente tiempo, es una creación mental que a su debido tiempo y con la suficiente energía emocional se volverá algo físico, una manifestación.
Pero en el super los artistas van a buscar los materiales para pintar sus cuadros, sus obras de arte biológicas.
Unos van tras las frutas tropicales.
Eligen cuidadosamente cada mango, cada plátano, cada kaki, con toda seriedad como un gran pintor que busca el color exacto para pintar su gran pintura, que lo consagrará como un grande y que tal vez se venda en varios cientos de miles.
Otros como yo vamos al sector de los orgánicos y elegimos las verduras más bonitas, más sabrosas, con mejor calidad.
Otros artistas van al sector de nueces y frutos secos y se llevan varias cajas.
También hay un sector para cosas sabrosas con harina blanca, como bizcochos y pasteles.
No hay juicios, esto es bueno o aquello es malo.
Todos los ingredientes son válidos, en el infinito está todo, todo lo necesario para que cada creador pueda hacer su obra maestra.
Están los ingredientes para crear la salud infinita.
También están todos los componentes necesarios para crear un cáncer de colon.
Los que producen una diabetes insulino dependiente, tienen todo lo necesario para hacer su creación.
Asma, gripe, depresión, alergias, celiaquía, endurecimiento arterial.
Los artistas recorren y seleccionan cuidadosamente los colores necesarios para su pintura.
No todos pintan paisajes, no todos pintan escenas campestres.
Otros pintan puentes sobre ciudades famosas.
O escenas de lluvia sobre una calle concurrida en horas pico.
En el infinito están todas las pinturas, todas las escenas, todas las experiencias.
Y nosotros no podemos dejar de crear.
En el pasado yo también fui creador de biologías tóxicas.
Y tuve todos los colores y matices necesarios para crear mi obra.
Cada día los artistas van a hacer sus compras.
Nadie los juzga, nadie los critica.
El universo es paciente, les deja hacer, les deja pintar todo tipo de cuadros, todo tipo de escenas, todo tipo de biologías.
Así el artista va madurando y va creando algo nuevo, algo que lo inspire más.
Debemos ser como Dios.....paciencia infinita....darle tiempo a todos aunque se trate de nuestra propia familia y estén eligiendo lo que los mata.
No decir nada, porque ellos también son una expresión del infinito y deben pasar por el invierno para llegar por sus propios medios a la primavera.
No debemos decir nada.
Sólo trabajar en nuestra obra maestra.
Tenemos todos los ingredientes en el supermercado.
Cada cual a su pintura.
Pero si alguien nos pide un consejo podemos darlo.
Pero sólo si lo pide, de lo contrario no será un consejo sino una imposición, como los fanáticos religiosos que quieren salvar a sus hermanos de los errores y del dolor.
Pero en la mente infinita, el dolor y el error son tan importantes como la dicha y el éxito.
Porque si éstos faltaran, también dejarían de existir los otros.
Ya que yin y yang surgen juntos y sólo existen juntos.
Y cuando uno se retira, el otro muere de tristeza.
-Martín Macedo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario