Soy infinito y lo disfruto enormemente.
Disfruto de una salud infinita.
De un entusiasmo infinito.
De una pasión infinita.
De una gran abundancia, como nunca soñé.
Soy infinito y a la vez finito.
Nuestra mente habita la dimensión infinita.
Y nuestro cuerpo lo hace en la dimensión finita.
Pero no se pueden separar porque no pueden existir aisladamente.
Negar tu infinitud es negar lo que eres.
Entonces haz como yo.
No te mires al espejo y digas: "ese soy yo".
Porque no eres tú.
Es sólo un envase temporal.
Cuídalo y ámalo pero no eres tú.
Es un espejismo.
La más grandiosa ilusión creada por el más grandioso ilusionista.
Tu vida está donde está tu atención.
Concéntrate en tu lado infinito y vivirás en Él.
Pero si prestas más atención a tu cuerpo que a tu espíritu.
Llevas tu poder creador hacia allí y refuerzas la ilusión.
Hemos venido a realizar el más grandioso de los trabajos.
Manifestar lo infinito en esta expresión finita de carne humana.
Necesitamos el cuerpo para que exprese las cualidades infinitas.
Lo necesitamos.
Pero si nos embobamos en su contemplación olvidamos que es sólo la herramienta para manifestar.
Nos alejamos de la felicidad infinita.
El mayor gozo es expresar la salud infinita, la alegría infinita, la sabiduría infinita y la belleza infinita.
En un cuerpo finito y temporal.
Y mostrar al mundo la identidad de ambos mundos.
Y todos creerán que es posible.
Porque tú se los has mostrado.
Porque lo infinito necesita a lo finito para expresarse en el mundo de las formas.
Y lo finito necesita de lo infinito para existir.
-Martín Macedo-
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