Helen Hadsell fue muy famosa en los EEUU por haber ganado todos los concursos en los que participó.
Ganó casas, coches, viajes al Europa...se hizo rica ganando en todos los concursos porque tenía un secreto que finalmente compartió con el mundo.
Escribió un libro explicando su sistema tan exitoso, basado en la Ley de la Atracción.
Se sabe que Helen Hadsell ganó más de 5000 premios, todo lo que quiso como si tuviera un dios aparte que le concedía todos sus caprichos.
Ella estudió desde muy joven la Ley de la Atracción y pronto empezó a obtener resultados magníficos.
En su libro afirma que el pensamiento debe ser siempre positivo y que nunca hay que desanimarse si las cosas no salen como queremos.
Siempre hay que ser ferozmente positivo y asumir que se trata de una Ley que nunca falla si aprendemos a aplicarla correctamente.
Otro punto en el que insiste es que hay que ser muy preciso y definido en cuanto a lo que queremos atraer.
Y que debemos sentir que ya es nuestro antes del concurso, o antes de que se materialice.
Pero en los EEUU viven 332 millones de personas.
Millones conocen la Ley de la Atracción y la aplican a diario con todo el entusiasmo y toda la voluntad.
Saben que la Ley no falla.
Saben que debemos ser muy precisos en nuestros objetivos.
Saben que debemos asumir y sentir que ya nos pertenece.
Pero Helen Hadsell sólo hay una.
¿Será su técnica?
Ganó mucho dinero vendiendo su libro con su técnica.
Muchos creen que su éxito depende de su técnica.
Tal vez en su técnica hay secretos que pocos saben.
Pero no hay nada misterioso en su libro.
Creer en el poder de la Atracción, definir la meta y persistir.
Todos lo saben.
Pero no todos ganan 5000 premios de gran valor como Helen.
Ni ella misma lo sabe, no comprende por qué es tan afortunada si aplica la misma Ley de Atracción que millones de practicantes de la ciencia de la mente, que no consiguen ganar a pesar de intentarlo una y otra vez.
En mi opinión no se trata de técnicas, ni de trucos que se puedan aprender de algún libro.
El poder de Helen Hadsell, a mi juicio, se basa en un poder físico que le permite una capacidad de concentración extraordinaria.
La intensidad de su visualización, la intensidad del deseo, la intensidad de sentir por anticipado que ya le pertenece el premio antes del sorteo.
Esa intensidad es yang, es un privilegio genético.
Nació con ese poder de concentración.
No hace dietas, ni entrena físicamente ni observa una disciplina espiritual en especial.
Sólo lee libros y participa en todos los concursos posibles.
Se trata de una ventaja genética, como dice Tony Robbins.
Algunos tienen este tipo de ventajas, una gran belleza, una gran voz, un gran talento para la música o la actuación.
Su poder es heredado, su ventaja es inmerecida.
¿Y que nos queda a nosotros que no tenemos esas brutales ventajas que tienen algunos elegidos?
Aprender pacientemente a estar atentos, a estar presentes, a concentrarnos.
Cuando nuestra capacidad de concentración sea lo bastante fuerte podremos hacer lo mismo que Helen o incluso cosas mayores.
Las estrellas nacieron con un don, pero se apagan pronto si no tienen sabiduría y una poderosa disciplina personal.
Pero cualquier persona dispuesta a crear una estrella puede cambiar su cuerpo y su mente mediante el entrenamiento, mediante su nutrición y crear ese tipo de ventaja.
Pero será una ventaja mucho más valiosa porque fue creada por la propia comprensión.
Y no simplemente un regalo recibido sin merecerlo.
Lo que llega fácil no se valora ni se cuida.
Lo que llega con dificultad, se aprecia muchísimo y se conserva toda la vida.
En ese sentido somos más afortunados que Helen Hadsell.
Porque aprendimos a usar la llave que convierte la mayor desventaja en la mayor ventaja.
Porque el frío invierno es el origen del verano.
Y el agobiante y caluroso verano es el origen del frío brutal.
Y nada descansa en este mundo de cambios perpetuos.
Sólo yin - yang y su dinámica permanecen constantes y eternos
-Martín Macedo-
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