Sin agua no hay presión.
Sin una columna líquida no se puede transmitir ninguna tensión sobre la pared de las arterias.
Se atribuye el ascenso de las cifras tensionales únicamente a la sal, pero la sal es un factor secundario al retener el líquido.
La sal es yang y el líquido es yin.
Si aumenta la sal, aumenta la sed, se bebe más y por eso sube la tensión o presión arterial.
Pero si tomamos sal y no tomamos líquidos la tensión no subirá aunque tomemos sal.
De igual forma si se toma poca sal y mucho líquido, frutas, sopa, café, té, cerveza, yerba mate, la tensión subirá a niveles elevados aunque se evite la sal o se tome sal para hipertensos.
Por esa razón el maestro Ohsawa recomendaba tomar poco líquido; para evitar la retención de sal y agua.
Cuando se quiere subir la presión en la ducha abrimos la canilla para que ingrese más agua al sistema de tuberías.
Entonces sube la presión y el agua golpea con más fuerza contra nuestra piel.
Si tomamos uno o dos litros de refresco en pocos minutos la nueva columna líquida integrada por la volemia (volumen de sangre circulante) más el nuevo ingreso de dos litros golpeará con fuerza contra la pared del lecho vascular porque ha ingresado rápidamente.
Pero si ingresa lentamente, el lecho vascular lo amortigua dilatándose para adaptarse al nuevo volumen circulante.
Usualmente circula un volumen de sangre de 5 litros.
Si tomamos una o dos tazas de té de hierbas lentamente, el lecho vascular regulado por la inteligencia infinita se dilatará y eso no significará un ascenso importante de la presión.
Pero si tontamente tomamos dos o tres litros de cerveza o refresco en una fiesta en pocos minutos, cosa perfectamente posible en una noche de calor, bailando y en medio de la euforia de la fiesta, la presión podrá subir a niveles elevados.
Nuestro lecho vascular tiene una extensión de 100.000 km debido a una inmensa red de pequeños vasos capilares.
La inteligencia infinita los dilata o los contrae para mantener estable la tensión arterial.
Pero la falta de inteligencia del bajo juicio abusa de proteínas animales y grasas densas durante décadas hasta que finalmente este lecho se vuelve rígido y ya no puede dilatarse ni contraerse debido a un envejecimiento de la calidad de la pared vascular.
Pero si nos mantenemos básicamente vegetarianos y hacemos suficiente actividad física mantendremos arterias flexibles y jóvenes hasta edades avanzadas.
La cura natural requiere del uso moderado de sal marina para crear el yang interno necesario para mantener el sistema físico joven y cohesivo.
Sin sal el conjunto se desarma al no haber suficientes trazas minerales para mantener la fuerza de la estructura como las vigas en un edificio.
Esta cohesión no se puede sostener mucho tiempo con alimentos animales en cantidad porque la proteína acidifica la sangre y en algunos años el medio interno se volverá pestilente y tóxico.
Culpar a la sal es buscar un enemigo externo.
El verdadero enemigo es el bajo juicio que siempre está listo para gratificarse y abusar.
Sin comprender yin y yang, los hipertensos deben tomar medicación de por vida y tomar sus comidas sosas, sin sabor.
Además los cardiologos les mandan diuréticos para bajar la presión.
Y por otro lado les recomiendan tomar líquido.
Y así los enfermos nunca se curan y están siempre en peligro.
Este es el destino de los que eligen vivir por encima de la Ley.
La Ley de la que ni siquiera un virus puede escapar.
Y ésta es el centro de nuestros estudios porque es la llave que abre y cierra todas las puertas del universo.
-Martin Macedo-
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