Las palabras que yo escribo surgen en mi interior.
Antes de escribirlas ellas están en un nivel invisible pero no menos real que el papel y la tinta.
¿Dónde estaba la novena sinfonía de Beethoven antes de que Ludwig la escribiera con su pluma sobre un pentagrama?
Tengo varios libros en mi mente que aún no han conocido la luz.
Son como hijos por nacer que aún no hay nacido.
¿Dónde estaba yo antes de nacer?....le pregunté a mi padre cuando tenía unos cinco años.
"Tú eras un pensamiento"... me respondió.
Y las grandes fortunas según Napoleón Hill surgen desde una gran idea...y las ideas no son tangibles.
Entonces la gente busca la abundancia y piensan que está en Nueva Zelanda o en tal empresa o en la tecnología.
Y todos buscan oro, como los buscadores durante la fiebre del oro.
Pero buscan el oro en el interior de las rocas.
Es un poco como el cirujano que busca la cura explorando en los tejidos enfermos.
Le saca fotos a los tejidos, les aplica ultrasonido, más análisis y más estudios de imágenes...buscando buscando siempre en la estrechez del mundo visible.
Se han escrito miles de sinfonías....¿cuántas más hubiera escrito Beethoven si hubiera vivido 100 años?
Hay millones de obras musicales a cuál más magnífica esperando para ver la luz en el mundo infinito.
Pero la ciencia sólo estudia el mundo finito porque sus principios fundamentales intentando eludir el mundo de la magia y de las supersticiones la obliga a ser rigurosa con sus postulados.
Gracias a la ciencia la humanidad salió del mundo de embrujos y encantamientos de la edad media.
Pero esa misma rigurosidad que le permitió vencer la ignorancia de su época hoy no le permite elevarse del nivel físico.
Sólo cuando la ciencia se una a la espiritualidad el ave podrá disponer de sus dos alas para elevarse hacia la gran felicidad.
Nuestra capacidad de imaginar y soñar tantas maravillas por nacer es nuestra riqueza infinita.
Pero mucha gente no apela a su reservorio infinito ni a sus ilimitados recursos internos.
Anda por la vida mirando el piso a ver si encuentra alguna moneda o billete caído.
Anda buscando la salud en algún extracto de vísceras de un pez o en algún concentrado de vitaminas envasado por las farmacéuticas.
O lo que es aún más absurdo.....cree que la cura está en una operación que vale miles de dólares....cree que tendrá más fuerza y energía quitando partes del cuerpo o vísceras o el útero o nódulos.
La humanidad en su afición por la proteína animal se ha vuelto tan yang, tan simple, tan estrecha que desprecia el mundo de los sueños (no sueñes, no fantasees, no divagues).
Pero los libros y los estudios pueden alimentar esos sueños, esas visiones y esa grandeza que sólo se encuentra en el interior de los seres vivientes, incluso de los animales.
Buscamos la salud y la abundancia en el lugar equivocado.
Y si seguimos buscando en el lugar equivocado podremos seguir así mil años y seguiremos buscando inútilmente.
Salud, amor y felicidad.
Hay tanto, hay de sobra para todos, para todos los seres.
De todos los universos.
Por esa razón nuestro club no acepta algo menor que la salud infinita.
Porque la vida te dará lo que le pidas y nunca lo que no le pidas.
-Martín Macedo-
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