sábado, 26 de diciembre de 2020

Para que algo se exprese primero debe imprimirse

 Permítaseme expresar mis pensamientos.

Si alguien tiene un buen nivel educativo se dice: ¡qué bien se expresa!
Otros prefieren expresarse con su cuerpo, con el baile o la actuación y se dedican a la expresión corporal.
La expresión es una realidad que compartimos con los otros.
La expresión es yang; la persona expresiva es más audaz, más atrevida.
Pero si hay una parte yang, debe haber una parte yin.
Porque no pueden existir aisladamente, uno nutre y da vida al otro.
La contracara de la expresión es la impresión.
Neville Goddard lo enseña magistralmente en sus libros y audios que están teniendo una gran difusión entre los hispano parlantes, aunque su enseñanza siempre fue en los EEUU.
Para que algo se exprese primero debe imprimirse.
Uno expresa lo que tiene adentro, es decir sus impresiones.
Todo lo que se imprime en la mente (interior) debe necesariamente expresarse (exterior).
Todo lo que ocurre, todas nuestras experiencias, altos y bajos, enfermedades y salud, alegría o tristeza, pobreza y abundancia son expresiones de algo que primero se imprimió en la mente.
Por esa razón si no nos gusta la expresión debemos cambiar la impresión.
Todos vemos la expresión porque es yang, visible, concreta, pero no todos comprenden la importancia de la impresión que la crea, porque ésta es invisible, sutil, mental.
Todo el tiempo estamos pensando, la actividad de la mente es constante, incluso durante el sueño.
Ni siquiera la muerte física detiene la actividad de la mente.
Pero si la mente no está entrenada, las impresiones son aleatorias, caóticas, algunas negativas y otras positivas.
Entonces así será la calidad de las expresiones.
Si comemos desenfrenadamente en las fiestas, esa expresión es el resultado de haberlo imaginado días, semanas, meses antes.
Esa impresión previa, sutil, invisible, creó la expresión.
Por esa razón podemos hacer una revisión de nuestras actividades antes de dormir como sugiere Neville.
Si nos vemos tomando nuestra cena de Navidad o fin de año, con sobriedad y con alegría pero sin agredir nuestro cuerpo, esa impresión creará otra expresión diferente.
Cuando pierdes los estribos en la mesa la causa no está en las otras personas o en el ambiente permisivo de las fechas, sino en impresiones emocionales, mentales previas, que mucho antes crearon esa expresión.
Así podemos enviar a la matriz infinita del universo las mejores impresiones para crear las más bellas expresiones.
Ese es el arte supremo de la vida.
Por ello quien no ejercita su mente, ni se convierte en un maestro de su imaginación, vivirá luchando para apaciguar los resultados caóticos de sus expresiones.
Y dirá que la vida es muy dura y difícil.
Tonto.....son tus propias impresiones que están expresándose!!!
Por ello aprender a imprimir la salud infinita con absoluta claridad es más importante que aprender a cocinar y los cortes de los vegetales.

-Martín Macedo-

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