Una parte nuestra ya llegó.
Otra parte nuestra todavía no llegó.
Si vamos en un vuelo hacia Madrid y faltan 8 hs para llegar.
Nuestro cuerpo todavía no llegó.
Pero nuestra mente puede llegar mucho antes cuando nos “vemos” aterrizando en Barajas y haciendo los trámites migratorios.
Y mientras nos regocijamos en la visión de la llegada las emociones son las mismas que tendremos cuando la parte física esté allí.
Para sentirnos bien no es necesario haber llegado físicamente.
Podemos sentirnos felices en la expectativa, en la certeza de lo que será.
Como cuando nos sentimos felices en los preparativos de un viaje.
Mucho antes de sacar los pasajes.
Mucho antes de reunir el dinero para los gastos.
No es necesario que pasen cosas en el mundo de las formas para experimentar la felicidad.
La parte que se mueve a una velocidad infinita ya llegó y ya está celebrando.
Cuando una persona me consulta por una enfermedad “incurable”.
Le explico el orden del universo.
Curo su comprensión.
Hago que entienda la poderosa ley de causa-efecto.
Entonces comprende que si cambia las causas creará otros efectos.
Pro-boca-rá la salud infinita.
Cambiando su forma de aplicar el verbo y de nutrirse.
Entonces su alma se sana y se siente feliz.
Sale feliz de la consulta, porque se ha curado.
Porque la parte que ya llegó ya está celebrando.
Mientras que la parte que todavía no llegó.....
Está invitada a sumarse a los festejos.
-Martín Macedo-
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