Me gusta la gente ambiciosa.
Los hombres que no se conforman con lo que saben, e intentan profundizar cada vez más.
Los que buscan intensificar sus vínculos personales, comprender más al prójimo, ayudarlo cada vez de modos diferentes.
Me gusta la gente ambiciosa.
Los que saben que nadie se recibe de “hombre”, que no existe un título de “persona”, y que el crecimiento es dinámico, complejo y permanente.
Los que siempre, y aunque se sientan elevados, buscan modos de continuar escalonando y ascendiendo.
Me gusta la gente ambiciosa.
Los que saben que su techo del año pasado, es su piso del presente año.
Los soñadores, los visionarios, los inconformistas, y los que mantienen viva la conciencia de que, el poco o mucho tiempo que nos queda, debe ser aprovechado al máximo.
Sin pausa y sin concesiones.
Por eso me gusta la gente ambiciosa.
- Rab Daniel Karpug-
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