Para el alma, no hay víctimas ni enemigos, solo maestros, que pasan por tu vida para hacerte ver aquello que tienes aún por mejorar o aquello que estás haciendo bien y que tienes que expandir.
Maestros que te hacen daño, para que recuerdes alguna herida infantil que tienes que revisar con amor para sanarla.
Maestros de la envidia, para agradecer los dones y la suerte que tienes y los emplees con humildad y al servicio de los demás.
Maestros del rechazo, para que comprendas que lo que rechazan de ti y tú de ellos, es aquello que tienes que mejorar y que ellos y tú son la misma esencia.
Cuando entiendes eso, los enemigos desaparecen.
El mundo no viene a dañarte, sino a recordarte quien eres, cuál es tu plan en la Tierra.
Cuanto más entiendas que los demás solo te muestran las cosas que te limitan y que te expande que debes trabajar o fortalecer en ti, serás libre y vivirás feliz, pues nada te hará daño.
"SOMOS ESPEJOS LOS UNOS DE LOS OTROS"... CSE
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