domingo, 9 de abril de 2023

La creencia en dios y el sentido de la vida


La creencia en la existencia de un ser supremo y divino ha sido una constante en la historia de la humanidad, pero la razón y la lógica nos llevan a la conclusión de que dios no existe. Sé que para los creyentes éste es un planteamiento difícil de aceptar, pues no es fácil deshacerse de las ideas que nos han inculcado desde pequeños, sin embargo, si lo vemos desde el punto de vista de la razón, nos daremos cuenta que no existe ni una sola evidencia palpable de la existencia de ningún dios.
A lo largo de nuestra historia han existido diversos filósofos y pensadores que apoyan esta teoría. El filósofo Baruch Spinoza, por ejemplo, argumentó que no hay necesidad de un Dios personal y trascendental para explicar el universo y la vida humana. Nietzsche, por su parte, afirmó que Dios está muerto y que la humanidad debe buscar nuevos valores y significados para la vida sin la necesidad de un ser supremo. Esta última idea me parece muy reveladora, puesto que la principal razón para ser creyente según muchos, es ser una mejor persona, hacer el bien y obtener la vida eterna. Una vida de la cual ni siquiera hay garantía de que exista. Además de que si deseas ser una buena persona, no tendrías por qué precisamente ser religioso o pertenecer a una iglesia.
La ausencia de pruebas concluyentes para la existencia de Dios se debe en parte al hecho de que la mayoría de las religiones se basan en la fe, es decir, en la creencia sin evidencia empírica. Además, muchas de las pruebas y argumentos para la existencia de Dios se basan en falacias lógicas y razonamientos circulares. Dicho de otra manera, ninguna de las religiones existentes ha logrado probar la existencia de ningún dios. La civilización egipcia y sus dioses, por citar un ejemplo, tuvieron una larga vida de 3000 años aproximadamente, tiempo durante el cual sus dioses eran considerados como reales, sin embargo, hoy son considerados nada más que mitología.
Es importante mencionar que la inexistencia de Dios no significa necesariamente que no haya un sentido o propósito en la vida. El filósofo Arthur Schopenhauer, por ejemplo, afirmó que el sentido de la vida se encuentra en el autoconocimiento y la realización personal, no en la creencia en un ser divino. Si día a día luchas por conocerte y trabajar en ti mismo, en mejorar tus hábitos, vencer tus vicios y compartir tiempo de calidad con quienes amas y te aman, seguramente te sentirás satisfecho y complacido.
Soy consciente que para muchas personas la fe y la creencia en algo superior pueden dar lugar a una sensación de seguridad, consuelo y bienestar emocional. Un efecto placebo que les hace sentir y creer firmemente en la existencia de dios o un ser supremo. Una sensación de ese tipo es un fenómeno psicológico nada más. Una percepción alterada de la realidad. En conclusión, aunque es difícil aceptar la idea de que no existe Dios, debemos aceptar que no hay pruebas concluyentes para su existencia.
Bismar H. Taisigüe

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