El Uruguay cuenta con más de 300 km de hermosas playas sobre el océano Atlántico.
Todos esperamos el verano para disfrutar de los saludables baños de mar y disfrutar de las olas.
Pero de vez en cuando las autoridades sanitarias prohíben los baños debido a la aparición de la "bacteria asesina".
Esta bacteria está en el agua del mar y si hay una pequeña herida abierta entra en el organismo y puede causar la muerte.
Así que aunque haga mucho calor los bañistas sólo pueden mirar el mar y contentarse con pasear por la arena.
En otras ocasiones la prohibición se debe a la aparición de un alga tóxica que además está en la carne de los mariscos y peces que no se deben comer.
Pero no se trata del verdadero mar, sino de un mar falso.
Sobre las costas uruguayas se vierte un gran caudal de agua proveniente del Rio de la Plata que arrastra además residuos de agro químicos y un volumen importante de agua dulce cuando llueve abundantemente.
Entonces disminuye la salinidad del agua de mar.
El agua de mar baja su proporción de sal marina y así se vuelve menos yang.
Si además hay un aumento de la temperatura del agua, se da el caso de un caldo de cultivo tibio y bajo en sal propicio para la aparición de bacterias asesinas y algas tóxicas.
Pero todo se resuelve en unos pocos días cuando el mar recupera su salinidad poderosa y las corrientes frías bajan la temperatura.
Entonces desaparecen las pestes que enferman a las playas.
Algo así pasa con nuestra sangre.
Si baja la salinidad, si la sangre se acidifica prosperan todo tipo de pestes, virus, gripes, resfríos, infecciones de oídos, de garganta, infecciones urinarias, infecciones respiratorias.
Pero nos asustan responsabilizando del estado mórbido a una bacteria o a un virus que cada año viene con un disfraz distinto.
Y toman las medidas sanitarias por todos conocidas y sobre todo nos adoctrinan en el peligro de los contagios.
Para colmo nos advierten de los peligros de la sal, pero podemos tomar todo el aceite de coco, de oliva, jugo de tomate y de arándanos que nos apetezca, por su alto contenido en nutrientes.
Cuando nuestro océano interno recupera su proporción saludable de sales minerales, todos los microbios están en equilibrio y estamos en salud perfecta.
Esto se puede hacer sólo con el alimento.
Pero la gente no sabe nada de dietética.
Porque nos educan para comprar esto y aquello; todo se arregla comprando este nuevo jugo o nuevo suplemento.
Entonces nuestro océano interno pierde su poder.
Y cuando la sangre pierde calidad hasta el pensamiento se vuelve disperso.
Las emociones se modifican y el miedo nos domina.
Porque todo es yin y yang.
Si la proporción está errada viviremos una vida llena de incertidumbre.
Pero si acertamos en la proporción la salud será poderosa como la de los animales salvajes y los nativos que viven en la naturaleza y que se nutren estrictamente según su instinto y no según las teorías de la ciencia..... porque éstas están orientadas al negocio y no al bienestar de la humanidad.
Pero en la publicidad nos venden la idea de que se preocupan por nosotros.
-Martín Macedo-
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