domingo, 15 de mayo de 2022

El mapa de los 7 juicios

 Ohsawa estableció el mapa de los 7 juicios.

Esto es muy importante porque para ayudar a los enfermos que nos consultan no alcanza con darles una dieta.
Necesitamos que comprendan el mapa de los 7 juicios porque la enfermedad no viene de la comida, sino del bajo juicio, de una forma de pensar errónea que no toma en cuenta el Orden del Universo.
Los tres primeros juicios son los juicios bajos.
Juicio mecánico (comer como un autómata como los que comen pipas durante un partido de fútbol).
Juicio sensorio (como sólo lo que es sabroso y evito lo que no lo es).
Juicio sentimental (comer los alimentos que se comparten con amigos o familia, sin importar su calidad sino por compartir la emoción de estar juntos).
Estos son los juicios bajos y aquí está la inmensa mayoría de las personas incluyendo presidentes, personas importantes del mundo científico, financiero, religioso y académico.
Los juicios más altos son
Juicio intelectual (aquí se eligen los alimentos por su contenido en vitaminas y otros nutrientes).
Juicio social (comemos lo que todo el pueblo come para que alcance para todos como en el caso de los países socialistas).
Juicio ideológico (las dietas y normas alimenticias de Cristo, Buda, Moisés y otros maestros espirituales).
Juicio supremo (comer y beber cualquier alimento que nos ayude a realizar nuestro potencial infinito, la salud infinita y la felicidad infinita).
No importa si su origen es animal, vegetal o mineral; en el juicio supremo lo importante es realizar la salud infinita y para eso podemos tomar todo el Universo si fuera necesario sin ningún tipo de prohibición.
Es una pirámide: abajo está la mayoría y en la medida que subimos hay menos y menos gente.
La alimentación es fundamental para realizar nuestra vida.
Si la elegimos con un bajo juicio, crearemos un infierno en nuestras vidas y así seremos como los demonios que habitan en el infierno.
El demonio tiene el juicio más bajo, mecánico y sensorio.
Come y bebe por placer, o mecánicamente, sin conciencia, sin responsabilidad, sin considerar las consecuencias.
Así se arruina y se enferma sin falta, cuando llega a los 40 o 50 años.
Algunos demonios tienen una genética muy fuerte y siguen nutriéndose mal hasta los 100 años pero son una pequeña minoría.
Son los más desgraciados porque siguen fumando, intoxicándose durante muchos años, y no son felices porque nadie que vive intoxicándose se siente feliz.
Si la persona que nos consulta sigue en su juicio bajo ( y la mayoría lo sigue estando a pesar de que le demos una dieta) al poco tiempo recaerá en su bajo juicio una vez que los exámenes del médico indiquen una mejoría o una curación.
Por eso es necesario ayudar al enfermo a subir hasta el juicio supremo porque es la única garantía de que seguirá en la senda de la macrobiótica por el resto de su vida.
El estudio es la clave para alimentar los juicios superiores, porque éstos son básicamente el sistema de creencias de la persona, las ideas que alimenta y cuida la persona.
Pero si no lee, si no cultiva el estudio ni la meditación, volverá a sus antiguos programas de juicio bajo donde el alimento es meramente una fuente de gratificación o emoción.
Así retorna la enfermedad una y otra vez.
Las personas así dicen que la macrobiótica no les dio resultado y siguen buscando remedios que les mejoren su calidad de vida pero sin modificar su sistema de creencias.
Por esa razón podemos considerar a la lectura como un alimento.
Un alimento incluso más importante que la comida física.
Porque lo que comemos físicamente es sólo una proyección de lo que nos dicta la mente.
Y la mente controla nuestra conducta y cada decisión que tomamos.
Por tanto, nuestro estado de salud no es el resultado de lo que comemos sino de nuestras ideas sobre lo que debemos o no debemos comer.
Cada pequeña decisión es como sembrar una semilla..
Y los frutos llegarán tarde o temprano.
De nada sirve visitar a los especialistas, porque ellos no comprenden el proceso.....sólo nos indicarán medicinas químicas que en vez de mejorarnos nos empeoran aún más.

-Martín Macedo-

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