jueves, 26 de noviembre de 2020

No quiero comer siempre lo mismo..

 ¿Me podría dar más recetas?

No quiero comer siempre lo mismo...
Este tipo de reclamos es muy frecuente entre los principiantes.
La mayor parte de las personas que inician la macrobiótica buscando mejorar la salud están en el segundo nivel de juicio.
En ese juicio la ley suprema es "comer algo rico" y "variado".
Para resolver este problema tan frecuente y tan delicado (muchos abandonan la dieta o cometen desvíos y no consiguen curarse) hay que tener en cuenta dos puntos.
En primer lugar hay que entender que las papilas gustativas se renuevan cada tres meses y que la nueva generación de papilas que gozará infinitamente con los sabores sencillos de los alimentos naturales recién estarán listas para salir al mercado dentro de 90 días.
Mientras tanto el principiante no podrá apreciar verdaderamente los alimentos saludables porque sus papilas se han concebido con la química de la carne, pollo, helados y lácteos.
Por lo tanto estas papilas rechazarán los nuevos alimentos y pedirán a gritos los sabores "habituales".
En segundo lugar es necesario comprender que la salud requiere estabilidad en vez de grandes saltos, de temperatura, presión, nivel de actividad y descanso.
Saltando de una energía a otra, de una dieta a otra, de un criterio nutricional a otro, sólo se genera estrés como si uno cambiara de casa cada dos semanas.
No terminó de adaptarse a una y ya se quiere mudar.
O de trabajo.
Los niños que cambian de escuela dos veces por año por razones laborales de sus padres que deben mudarse de ciudad o estado no consiguen un progreso sostenido en sus estudios.
Necesitamos un criterio estable de nutrición.
Los animales comen básicamente los mismos alimentos saludables todo el año, y cuando los dejan se enferman.
Los peces, los tigres, los búfalos....toman casi los mismos productos nutricionales todos los días durante toda su vida...y ha sido así por miles y miles de años.
Y son felices y sus cuerpos se adaptan a la naturaleza siguiendo un criterio de simplicidad y estabilidad.
Pero los principiantes en la cocina saludable no quieren ni cocinar ni aprender...sólo quieren que alguien los "ayude" y les prepare comidas deliciosas que les den placer y gratificación inmediatas.
Y recetas fáciles y económicas.
Cuando la gente es feliz con sus alimentos no reclama variedades.
Cuando uno es feliz con su pareja no piensa en cambiar de pareja.
La gente come sus pizzas y siempre pide lo mismo porque adora la pizza.
Los amantes de la carne asada se reúnen con amigos y familia y siempre preparan con gran entusiasmo el mismo tipo de comidas.
No hay discusiones a ver qué vamos a cocinar porque estamos cansados de comer siempre lo mismo.
¿Acaso el bebé reclama cuando toma la teta de su madre...? ¿Otra vez lo mismo?
Lo que estas personas de bajo juicio deben entender es que normalmente el ser humano busca la estabilidad en nutrición más allá de que sea saludable o no.
Y si después de comer mi arroz por una semana empiezo a reclamar sabores distintos y recetas distintas se debe a que ese arroz es una chapuza, un desastre y no tiene sabor a nada.
La solución no es buscar otros alimentos sino aprender a preparar con excelencia el cereal de modo que sea una fiesta cada comida, una navidad cada almuerzo y cada cena, una expectativa gozosa del pan que pronto saldrá del horno o el excelente guiso de garbanzos que está en la olla.
Por esa razón las clases de culinaria no son simplemente una fuente de aprendizaje de la medicina de los alimentos sino una forma de aprender a mejorarnos a nosotros a través de mejorar lo que construye nuestros templos gloriosos.
La naturaleza es la belleza infinita.
Y nosotros somos la naturaleza.
O la anti naturaleza.
Todo depende de nuestro nivel de juicio.

-Martín Macedo-

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