martes, 3 de noviembre de 2020

La mayor belleza es la salud

 La mayor belleza es la salud.

Pero está la salud negociada y la salud natural.
La salud no admite falsificaciones.
Es como una rosa; no es posible imitar su belleza con papeles o materiales plásticos.
La salud verdadera es demasiado poderosa y casi todo el mundo al pasar los 40 la desea como el bien más precioso.
Los más jóvenes no comprenden su valor y la malgastan.
Y cuando la pierden recién comprenden.
La mayor parte de la humanidad carece de sabiduría.
Se debe a la naturaleza de la nutrición.
La ciencia médica insiste para que desde la más tierna infancia los humanos se nutran con carne y lácteos.
Y los obligan a recibir una cantidad excesiva de vacunas que crean un pequeño caos en sus sistemas inmunes.
Estos alimentos son extremadamente yang y acidifican la sangre creando deseos incontrolables por dulces y azúcar.
De esa forma los niños son introducidos en un hábito de comida extrema y les dan una educación destinada a crear una mentalidad llena de limitaciones.
Definitivamente alejados de la sabiduría, los humanos pierden el rumbo y deben conformarse con una salud artificial, negociada, de naturaleza farmacéutica.
Y se les obliga a pagar grandes sumas por esa falsificación.
Y se los convierte en adictos.
Eso no tiene nada de bello.
Nada hermoso, ni noble, ni digno de los dioses.
La mayor belleza es la salud.
Y quien verdaderamente la desee la encontrará.
Porque la felicidad y la infelicidad son sólo experiencias por las que todos debemos pasar.

-Martín Macedo-

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